|| César Méndez Campero
Aprovecho la pausa entre las Series de Campeonato y la Serie Mundial para ocuparme del tema José Altuve, quien aunque no pudo evitar la eliminación de los Astros de Houston con su despliegue ofensivo y defensivo, continuó pavimentando un camino hacia el Olimpo del mejor beisbol del mundo.
El nativo de Puerto Cabello, pero criado y formado deportivamente en Maracay, se despidió a lo grande en esta temporada, con el jonrón 27 de su exitosa trayectoria en postemporada, en el noveno inning del juego siete ante los Rangers de Texas. Altuve está a dos vuelacercas de la marca en esas instancias, en poder del dominicano Manny Ramírez, quien atesora 29 estacazos.
El pasado viernes, “Astroboy” había puesto a su club en ventaja en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, con un decisivo cuadrangular que a la postre le dio el triunfo a los siderales y los colocaba a una victoria de acceder a la Serie Mundial.
Si bien, la sombra del escándalo por el robo de señas en 2017 persigue al toletero derecho, hecho por el cual muchos lo tildan de tramposo en Estados Unidos, Latinoamérica y en la propia Venezuela, José sigue demostrando con su bate que no hay señalamiento que valga. Lo suyo es real y verdadero.
Nos generó gran orgullo leer en la red social X al periodista dominicano Enrique Rojas, de la cadena ESPN, quien se caracteriza por no ser un vendedor de humo, escribir que la carrera de Altuve ya lo hace merecedor de ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown, en su primera aparición en las boletas. Esto en respuesta a decenas de compatriotas suyos que viven señalando al criollo de tramposo, al igual que mexicanos y, repito, hasta venezolanos.
Es que lo hecho por “Astroboy” en postemporada ya lo ha hecho una leyenda viviente de las Grandes Ligas. Es un “clutch player”. Y lo mejor es que todavía queda Altuve para rato en el beisbol de lujo.
Además, Altuve demostró su profesionalismo y calidad humana, porque después de aquel jonrón que dio el triunfo a su equipo, en el mismo juego en el que hubo polémica por la celebración del cubano Adolis García tras sonar un bambinazo y luego recibir un pelotazo, en el encuentro con la prensa posterior al desafío, José declaró que disfruta de esas celebraciones, que cada quien es libre de festejar sus batazos como quiera y eso a él le encanta.
Lo cierto es que mientras al batear aquel vuelacerca y mientras recorría las bases, el criollo no hizo gesto alguno, ni miró a nadie, pues no es su estilo.
José Altuve es un fuera de serie y somos afortunados de poder disfrutar de su juego, su arrojo, entrega y profesionalismo. Ojalá que ese vaticinio de Enrique Rojas se cumpla. Por aquí, humildemente creemos que tiene con qué. Sus detractores seguirán esgrimiendo el burdo argumento y “Astroboy” seguirá en lo suyo, porque va por más.
