|| César Méndez Campero
Los Navegantes del Magallanes, equipo sancionado por la OFAC fue el que logró romper la hegemonía de las finales entre Cardenales de Lara y Caribes de Anzoátegui, protagonistas de tres de las más recientes cuatro ediciones. El hecho es que la nave comandó la ronda regular casi de punta a punta y en el round robin refrendó esa buena actuación sacando a los pájaros rojos de la instancia decisiva.
Así las cosas, la final tiene un sabor muy especial porque se enfrentan el vigente campeón (Caribes) con el mejor equipo de la fase eliminatoria (Navegantes). Es la tercera vez que estas divisas se miden en la serie por el campeonato. El balance es parejo: Los nautas se coronaron en la 2013-2014 y la tribu en la 2014-2015.
Es una final de poder a poder. Caribes fue segundo en average colectivo con .288 y Magallanes tercero con .277 en la semifinal. Quedaron igualados en el liderato de jonrones con 17 e impulsadas (91). Los indígenas encabezaron la fase con 97 anotadas y los nautas los secundaron con 95.
Ahora bien, lo que inclina levemente la balanza a favor de los eléctricos es el pitcheo, si se toma en cuenta la conseja que reza “el buen pitcheo mata al bateo”. Los brazos del navío fueron los únicos con porcentaje de carreras limpias por debajo de 4.00 en el round robin (3.70) ante el PCL de la tribu (5.65) el peor de esta ronda. El pitcheo bucanero permitió 61 rayitas (58 limpias), la cantidad más reducida, frente a 97 anotaciones toleradas por los escopeteros orientales (91 libres de suciedad), segunda peor marca.
En defensa están un poco más parejos, ya que los 13 pecados de Anzoátegui fueron la cantidad más baja del todos contra todos, contrastando con los 15 errores cometidos por los bucaneros.
EL PITCHEO FAVORECE A LA NAVE
Numeritos aparte, la experiencia de la escuadra aborígen es un factor muy importante. Se han convertido en el equipo más dominante de las más recientes campañas. Son un club que, ofensivamente tiene todos los elementos para conseguir esas cuatro victorias que los separan de alzar el trofeo por segundo torneo consecutivo. Además, se caracterizan por ser agresivos, combativos, aguerridos. Nunca se entregan. El engranaje y la profundidad de los indígenas les permite pensar en grande pese a sus falencias en el staff de lanzadores.
Mike Álvarez sabe bien cómo manejar el pitcheo y precisamente con brazos es que se ha reforzado el club desde que avanzaron a la postemporada. Los abridores Yohan Pino y Henry Centeno primero y para la Gran Final se arman con el relevista Silvino Bracho. Este lujo sólo se lo da un equipo con una ofensiva tan mortífera. Con esa fórmula de portentoso bateo, buena defensa y pitcheo decente, han dominado la LVBP.
Magallanes tiene un roster con una serie de jugadores curtidos en la liga y la pelota extranjera, todos muy bien engranados, con cierta profundidad en la banca. El bateo ha sido consistente en las huestes turcas, que han contado con un poderoso bullpen en el que cuentan con el Setup del Año (Anthony Vizcaya) y Cerrador del Año (Bruce Rondón). La rotación se vio muy bien desde diciembre y ahora con la adición del zurdo César Jiménez, seguramente está mejor.
Wilfredo Romero está debutando como estratega en la liga y ganó el Manager del Año, ha sido bastante coherente en el manejo de sus piezas, le ha dado oportunidad a todas sus fichas y en el manejo del pitcheo ha estado muy acertado. La carabela tomó al as Junior Guerra y al toletero Angel Reyes para el round robin, ahora se inclinaron por otro abridor, zurdo, con excelentes números, para afrontar la serie decisiva. Hay mejor balance en pitcheo, ofensiva y defensa.
LOS TÍTULOS
12 para Magallanes 4 para Caribes |
ABRIDORES JUEGOS 1 Y 2
Junior Guerra (Magallanes) Vs. Yohan Pino (Caribes) Yohander Méndez (Magallanes) vs. Henry Centeno (Caribes) |