En una reunión privada, Bill Gates y Warren Buffett fueron invitados a responder con una sola palabra cuál consideraban la clave de su éxito. Sin consultarse previamente, ambos escribieron la misma: centrarse.
La coincidencia no fue casual. Ambos empresarios han defendido históricamente la importancia de esta capacidad para dirigir la atención hacia un solo objetivo como el fundamento de su trayectoria.
Gates y Buffett han atribuido buena parte de su riqueza, influencia y legado a su capacidad para evitar la dispersión y mantener el rumbo a lo largo de décadas. El principio puede parecer simple, pero ha producido resultados extraordinarios en sus respectivos campos: la tecnología y las finanzas.
La obsesión como punto de partida
Bill Gates afirmó en una entrevista en 2016 que lo que una persona hace “obsesivamente entre los 13 y los 18 años” suele marcar el rumbo de su vida profesional. En su caso, esa obsesión fue la programación.
Durante su adolescencia, Gates pasaba horas escribiendo código, un ejercicio que combinaba lógica y creatividad. Esa dedicación temprana fue determinante en la creación de Microsoft, empresa que transformó el desarrollo del software a nivel global.
Por su parte, Warren Buffett tuvo una inclinación aún más temprana. A los 11 años realizó su primera inversión con los ahorros que había reunido: tres acciones de Cities Service, hoy conocida como Citgo.
Esa operación marcó el inicio de una carrera en los mercados financieros que se ha extendido por más de ocho décadas. Actualmente, con una fortuna cercana a los 160 mil millones de dólares, Buffett anunció su retiro de la dirección de Berkshire Hathaway, la firma de inversión que lideró desde 1965.
Ambos empresarios coinciden en que haber comenzado jóvenes fue una ventaja, pero sostienen que fue el enfoque sostenido lo que consolidó su éxito.
En una publicación en su blog, Gates Notes, explicó que esta decisión estuvo influida por el ensayo “El Evangelio de la Riqueza”, de Andrew Carnegie, quien sostenía que “quien muere rico, muere deshonrado”.
Con esta nueva hoja de ruta, Gates estima que destinará 200.000 millones de dólares a causas filantrópicas en las próximas dos décadas. Los objetivos principales de la fundación serán evitar muertes prevenibles de madres y niños, eliminar enfermedades infecciosas y reducir la pobreza extrema.
En paralelo, el empresario continuará invirtiendo en proyectos relacionados con energía limpia, innovación médica y tecnología educativa.
Según el propio Gates, parte de su motivación proviene de la influencia de Buffett, quien también ha donado la mayor parte de su fortuna. Ambos consideran que su éxito económico tiene sentido solo si puede ser traducido en impacto social.
Con información de Infobae