El uso constante de inteligencia artificial en nuestra vida diaria ha traído un tema importante a la conversación: el consumo energético. Algo en lo que no se pensó en un primer momento y que hoy en días es comparado con el gasto que puede hacer un electrodoméstico.
Un reciente informe de MIT Technology Review ha revelado datos sobre el uso de energía de la IA, estableciendo un paralelo inesperado entre el gasto energético de ciertos procesos de IA y el funcionamiento de un electrodoméstico común: el microondas.
Uno de los datos más llamativos es que la producción de un video de IA de cinco segundos requiere tanta energía como mantener un microondas encendido durante más de una hora.
Este cálculo detalla como modelos más avanzados de IA requieren hasta 3.4 millones de julios para generar dichos videos, lo que supera en más de 700 veces la energía necesaria para producir una imagen de alta calidad. En un sentido más cotidiano, el informe destaca cómo cada respuesta generada por los modelos de lenguaje grandes como ChatGPT consume entre 114 y 6,706 julios.
Esto equivale, respectivamente, al uso de un microondas durante un décimo de segundo y ocho segundos, dependiendo de la complejidad y los parámetros del modelo empleado.
Cuáles son las consecuencias ambientales de este contexto
El impacto ambiental del consumo energético de la inteligencia artificial no es menor, considerando la huella de carbono que generan los centros de datos que alimentan estos sistemas.
Los centros de datos, elementos centrales en la estructura de la IA, tienden a generar una cantidad sustancial de emisiones, principalmente porque operan continuamente y dependen de redes eléctricas que aún utilizan en gran medida combustibles fósiles.
El aumento del consumo energético debido al auge de la IA también conlleva significativas repercusiones económicas y sociales. Las compañías tecnológicas están estableciendo acuerdos que pueden elevar las tarifas eléctricas para los consumidores, a medida que las empresas de servicios públicos otorgan descuentos a las grandes corporaciones para atraer sus centros de datos.
Esto es parte de un análisis realizado por el Instituto de Derecho de Electricidad de Harvard, el cual advierte sobre los costos ocultos que podrían trasladarse a los consumidores locales.
Con información de Infobae