Pequeñas, dulces y potentes, las pasas de uva concentran una sorprendente carga de nutrientes y sus propiedades captan, una y otra vez, la atención de investigadores y profesionales de la salud.
Es que las pasas de uva, un fruto seco característico de la dieta mediterránea, recuperó protagonismo en el debate sobre alimentación saludable. De acuerdo con Women’s Health, especialistas en nutrición y estudios recientes coinciden en destacar su alto valor nutritivo, en algunos casos superior al de frutas frescas como las fresas o los plátanos.
Cuando se consumen 28 gramos diarios (un puñado o unas 60 pasas), cantidad recomendada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), estos frutos pueden aportar beneficios concretos, según se desprende de diversas investigaciones publicadas en revistas científicas y un trabajo presentado en el American College of Cardiology.
Información nutricional de las pasas
De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), una porción de 40 gramos de pasas aporta aproximadamente 129 calorías, 1,4 gramos de proteínas, 34 gramos de carbohidratos, 0,1 gramos de grasas, 2 gramos de fibra y 28 gramos de azúcares. Esta densidad nutricional convierte a las pasas en un alimento valioso dentro del patrón alimentario mediterráneo.
La evidencia científica ha respaldado ampliamente el valor de esta fruta deshidratada. Un estudio publicado en Nutrients destaca que las pasas contienen una proporción significativa de fibras dietarias fermentables, que actúan como prebióticos, es decir, como sustrato para las bacterias beneficiosas del intestino, lo que favorece un microbioma intestinal equilibrado.
Esta característica implica que, si se consumen en exceso y sin otros alimentos que aporten proteínas o grasas saludables, pueden favorecer un rápido incremento de la glucosa en sangre, especialmente en personas con diabetes o resistencia a la insulina. En línea con esto, la Mayo Clinic advierte que los alimentos deshidratados con alto contenido de azúcar deben integrarse con moderación en dietas terapéuticas, sobre todo en población con riesgo metabólico.
Además, aunque el estudio presentado en el American College of Cardiology (2012) halló efectos positivos sobre la presión arterial, no se evaluó su impacto en pacientes con diabetes, por lo que no se recomienda su consumo sin supervisión en estos casos.
Women’s Health retoma esta precaución a través de la nutricionista Katie Schimmelpfenning, quien subraya que el bajo contenido en proteínas y grasas puede generar una sensación reducida de saciedad, favoreciendo el consumo excesivo. Por eso, recomienda combinar las pasas con frutos secos u otros alimentos ricos en proteínas para “estabilizar el azúcar en sangre y mantener la sensación de saciedad por más tiempo”.
Con información de Infobae