Nuevas investigaciones sugieren que no todas las formas de azúcar afectan al cuerpo por igual.
Un metaanálisis internacional indicó que el consumo de azúcar en forma líquida —como en gaseosas, jugos y bebidas deportivas— está asociado a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas, mientras que el azúcar presente en alimentos sólidos no mostraría el mismo efecto.
Qué encontraron los estudios sobre el azúcar líquida y el riesgo de diabetes
Según Karen Della Corte, autora principal y profesora de ciencias de la nutrición de BYU, “este es el primer estudio que establece una relación dosis-respuesta clara entre diferentes fuentes de azúcar y el riesgo de diabetes tipo 2”.
Los resultados, publicados en la revista Advances in Nutrition, mostraron que “con cada porción adicional de 355 ml de bebidas azucaradas (refrescos, bebidas energéticas y bebidas deportivas) al día, el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 aumentó un 25%”.
Qué sucede en el cuerpo: por qué el azúcar líquida es más dañina
El estudio de BYU plantea que el motivo por el cual beber azúcar sería más problemático que comerla podría deberse a sus efectos metabólicos.
“Las bebidas azucaradas y los jugos de fruta aportan azúcares aislados, lo que genera un mayor impacto glucémico que sobrecargaría y alteraría el metabolismo hepático, aumentando así la grasa hepática y la resistencia a la insulina”.
En cambio, los azúcares incorporados en alimentos como frutas enteras, productos lácteos o cereales integrales “no causan sobrecarga metabólica en el hígado”.
Según el comunicado oficial de la universidad, “estos azúcares incorporados provocan respuestas más lentas de la glucosa en sangre debido a la fibra, las grasas, las proteínas y otros nutrientes beneficiosos que los acompañan”.
A ello se suma un fenómeno adicional: las bebidas azucaradas “generalmente proporcionan menos saciedad que las formas sólidas, lo que podría llevar a un consumo excesivo y a una mayor acumulación de grasa en áreas críticas como la región abdominal”, según un estudio previo publicado en Frontiers in Public Health citado por los investigadores.
El jugo de fruta: ¿saludable o riesgoso?
Una de las revelaciones más llamativas del trabajo de BYU fue la identificación del jugo de fruta como una fuente de riesgo. Aunque suele considerarse saludable, “el consumo de azúcar del jugo de fruta se asoció positivamente con el riesgo de diabetes tipo 2”. Los investigadores argumentaron que “el alto contenido de azúcar y la falta de fibra del jugo de fruta son similares a los de las SSB (bebidas azucaradas), lo que lo convierte en un sustituto deficiente de las frutas enteras”.
Pese a contener algunas vitaminas y fitoquímicos, el jugo de fruta procesado comparte con las gaseosas un perfil de absorción rápida, sin los mecanismos amortiguadores que ofrecen la masticación y la fibra en las frutas naturales. “El jugo de fruta es mucho menos beneficioso”, concluye el informe.
Medidas para reducir el consumo: lo que proponen los expertos
En una etapa previa del estudio, el IECS había evaluado la efectividad de cuatro intervenciones sanitarias: “el etiquetado nutricional frontal; la aplicación de impuestos; las medidas educativas y modificación del entorno escolar; y la prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio”.
Los autores del informe global instaron a una acción urgente. “Necesitamos intervenciones urgentes basadas en evidencia para reducir el consumo de bebidas azucaradas globalmente antes de que más vidas se acorten por sus efectos en la diabetes y las enfermedades cardíacas”, advirtió Laura Lara-Castor, autora principal del trabajo publicado en Nature Medicine.
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