El asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia brasileña, Celso Amorim, manifestó ayer su «preocupación» por el desplazamiento de tres buques de guerra estadounidenses en el Caribe, cerca de las aguas territoriales de Venezuela.
«No puedo esconder que veo con preocupación esa movilización», declaró el asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva durante una audiencia en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados.
Amorim, uno de los diplomáticos con más experiencia de Brasil y quien fue canciller entre 2003 y 2010, en los primeros dos mandatos de Lula, aclaró, sin embargo, que no haría «ningún juicio político» sobre la decisión de EE.UU. de posicionar esos buques en el Caribe.
Amorim explicó que su «preocupación» pasa por «el riesgo» que pudiera implicar esa movilización militar con la excusa del «combate al crimen organizado, que debe ser combatido, pero con la cooperación entre los países y no con intervenciones unilaterales».
El exministro subrayó que «el principio de la no intervención es fundamental» y ha sido «históricamente» uno de los pilares de la política externa de Brasil.
También reiteró que el Gobierno brasileño, pese a que no ha reconocido el resultado de las polémicas elecciones del año pasado, que le dieron un nuevo mandato a Maduro, mantiene con Venezuela «una relación de Estado».
Esa relación se fundamenta, entre otros factores, en la existencia de una comunidad de 20.000 brasileños que residen en Venezuela, país desde el que además ha llegado a Brasil durante los últimos años cerca de medio millón de refugiados, indicó Amorim.
«Es un país vecino, y a los vecinos no se los elige», subrayó, para apuntar que Brasil «reconoce Estados, no Gobiernos».
||EFE