Ramón Guillermo Aveledo
Dícese de vecino del más cercano. El que habita con otros en un mismo edificio, barrio o pueblo. El que contribuye con las cargas municipales, deber que comporta derechos, como es lógico. Y también el cercano, el próximo, el inmediato, el semejante. Recién conmemoramos el aniversario cuarenta del Día del Vecino, celebración de la proximidad humana
Me gusta insistir en la raíz histórica de la institución local, porque municipio y ciudadanía no son “habladurías por conversá” que diría el poeta yaracuyano. Tan lejos como en 1939, Mario Briceño Iragorry nos habla de lo respetable del Municipio como “institución política americana”, pues “En el Ayuntamiento colonial tuvo segura ciudadela la esencia de la rebeldía española y entre nosotros, se apagó la República mientras dichos cuerpos sufrieron la capitis diminutio máxima a que fueron sometidos por la autocracia de nuestra dictaduras seriales”.
Democracia, República y Municipio están aquí inseparablemente unidos. Hubo municipio antes que República y en él se incubó la autodeterminación de estos pueblos nuevos. La aspiración de soberanía germinó en el cabildo colonial y en contraste, las dictaduras de nuestra república se han cuidado de debilitarlo, de reducirlo, de eclipsarlo.
Pero nunca lo olvidemos. El municipio es ciertamente una institución jurídica y una instancia de poder político, pero antes que eso una realidad social. Reunión y posibilidad humana, resultado de lo que sus hombres y mujeres hacen de él, en su modo de convivir y sus maneras de progresar.
Por eso, comprendiendo como comprendo y a veces comparto dudas y reticencias, el 21 de noviembre no voy a desertar de mi deber con la comunidad municipal donde vivo, donde nacieron mis hijos, para la que quiero un futuro mejor que su presente de angustias, decepciones que nunca, nunca abaten nuestro inexpropiable derecho a la esperanza. Voy a votar.
Vecino es el más cercano, el inmediato, aquel como tú y como yo, aquel como nosotros. La municipal es la sociedad que nos queda más cerca. Es comunidad natural y unión de comunidades naturales, nunca artificiales; libres, nunca impuestas y menos contra la Constitución y a despecho del voto del pueblo en referéndum de 2007. El municipio es el pedacito de república que nos queda cerquita que tocamos, que respiramos. No nos alejemos del vecino, ni tampoco del vecindario. La vecindad es la ciudadanía. Sin ciudadanía no hay vecindad y sin ésta no hay ciudadanía.