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martes 26, noviembre 2024

VIVE LA NOTICIA A TRAVÉS DEL DIARIO LÍDER DEL ESTADO ARAGUA Y LA REGIÓN CENTRAL DEL PAÍS

PASIÓN VENEZOLANA

|| Ramón Guillermo Aveledo

Comienza el campeonato de nuestra Liga Venezolana de Beisbol Profesional, institución del país que desde 1946 viene haciendo regularmente sus torneos, con muy pocas interrupciones, siempre ajenas a su intención. El beisbol es dato constante y profundo de la vida venezolana, uno de los pocos ejemplos de puntualidad criolla, también una fuente de satisfacciones y confianza en el gentilicio al mostrar de qué somos capaces. La fiebre beisbolera se calienta con la postemporada de Grandes Ligas esta vez con copiosa, protagónica presencia de compatriotas más el árbitro Carlos Torres e irá invadiendo a todo lo ancho la nación emocional de aquí a febrero, cuando además tendremos en Caracas la Serie del Caribe, años fuera de nuestras fronteras por vicisitudes económicas y político-sociales.

Esta vez el público volverá en forma a los estadios. No es que la pandemia haya sido superada, no nos confiemos, pero sin duda todo indica que su fase más peligrosa ha quedado atrás y en eso mucho han influido la exitosa vacunación y la sensatez de la mayoría. Es verdad que ver los juegos por televisión tiene su encanto, sobre todo por la repetición que ayuda, más o menos, a saldar inevitables discusiones. Mi generación aprendió a seguir la pelota por radio, imaginándonos las jugadas. La primera vez que fui con papá al Universitario, en la final del mundial juvenil entre Venezuela y México, nunca había visto un juego de noche y ni siquiera sabía que el terreno era verde, porque la TV era en blanco y negro y de tierra el viejo Olímpico Lara, hoy Daniel “Chino” Canónico.

Para mí, nada sustituye los sonidos del parque, la alegría de las tribunas, comer y tomar algo comentando un lance. El perro caliente fue inventado en un estadio americano, aquí hemos pasado del pincho y la naranja pelada a una variada oferta que en cada ciudad tiene sus atractivos.

Disfruto la pelota juegue quien juegue, pero soy cardenalero. Aunque la roja divisa me ha dado alegrías enormes, mantengo la lealtad y sufrimiento aprendidos y que ahora lleva mi esposa caraquista convertida en “tiburona” ganada por la simpatía. Al conocer de cerca a los directivos de todos los clubes aprendí a admirar su pasión, su trabajo gerencial, su dedicación a dar lo mejor.

Este año adicionalmente, el torneo está dedicado a un amigo deportista de corazón, por varias décadas fiel servidor liguero, el periodista Domingo Álvarez, de Urica para el mundo, menudo hombre grande del beisbol.

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