La jornada del pasado jueves en el Festival de Cannes dejó un inesperado y emotivo momento, justo cuando el actor estadounidense Harrison Ford no pudo contener las lágrimas ante la larga ovación del público, y la entrega sorpresa de la Palma de Oro de Honor durante el estreno de Indiana Jones y el dial del destino.
Todo ocurrió antes de la proyección del film cuando Ford, de 80 años de edad, recibía los aplausos del público. Thierry Fremaux, director del festival de cine francés, hizo su aparición de forma repentina para hacer entrega del premio. “Harrison, tenemos una sorpresa para ti”, expresó.
“Fue indescriptible”, dijo y tuvo que parar para detener las lágrimas. “Es extraordinario, tu vida pasa por delante, el calor de este lugar, el sentido de la comunicad, la bienvenida es inimaginable y me hace sentir bien”.
Fue la primera vez que se emocionó en una rueda de prensa de casi tres cuartos de hora. La gran mayoría de las preguntas iban dirigidas a Harrison Ford y casi todas parecían inclinadas a hacerle reflexionar sobre la edad, su carrera, pensar en el pasado, hacer un poco el viaje que realiza su personaje en esta su última película.
La salud mental a debate en Cannes
La salud mental está en el centro de Black Flies, una película presentada ayer en Cannes, con Sean Penn y Tye Sheridan. La historia sigue la vida diaria de dos paramédicos en Nueva York y mete al espectador en una vorágine de violencia y ruido con una intensa realización y una música muy presente.
Para preparar el filme, tanto Penn como Sheridan trabajaron con el servicio de bomberos y de urgencias de Los Ángeles. La experiencia les permitió conocer de primera mano los problemas de salud mental en general y los que afectan a estos profesionales sometidos a una presión extrema.
