|| Rodolfo Gamarra
***Es una figura emblemática en la historia del país, tanto por su dedicación a la medicina como por su profunda fe y compromiso con los más necesitados
Este sábado 26 de octubre, Venezuela se unió en conmemoración de los 160 años del natalicio del venerado beato José Gregorio Hernández, denominado como el “médico de los pobres”, quien es conocido por sus muchos milagros, concedidos a sus fieles que le piden con fe por la salud de sus familiares.
Nacido en Isnotú, estado Trujillo, en 1864, José Gregorio Hernández es una figura emblemática en la historia del país, tanto por su dedicación a la medicina como por su profunda fe y compromiso con los más necesitados.
Las celebraciones en honor a su legado se extienden por todo el territorio venezolano, en lo que destacan eventos en su lugar de nacimiento en Isnotú y en Caracas, donde se organizaron misas, procesiones y actividades culturales.
En la capital, diversas parroquias se unieron a la conmemoración con actos litúrgicos y eventos comunitarios para honrar la memoria de este ilustre personaje.
En Valencia, capital del estado Carabobo, se llevó a cabo la tercera edición de la peregrinación por la salud, una caminata que buscó exaltar el legado de José Gregorio Hernández y fortalecer la fe de los fieles. Esta actividad resalta el fervor y la devoción hacia el médico trujillano, quien fue beatificado en abril de 2021, lo que muestra la influencia perdurable que ejerce en la sociedad venezolana.
La figura de José Gregorio Hernández trasciende su labor médica, al ser recordado también por su vida ejemplar como docente y hombre de fe. Su dedicación a la atención de los enfermos, su compromiso con la educación y la ciencia lo han convertido en un modelo de santidad y un referente inspirador para muchos venezolanos, que encuentran en él un ejemplo de bondad y entrega al prójimo.
La conmemoración de este aniversario reafirma la importancia de mantener vivo el legado de José Gregorio Hernández, al recordar su impacto positivo en la sociedad y su influencia perdurable como símbolo de generosidad, compasión y fe.