|| Rodolfo Gamarra || Fotos: Rodolfo Gamarra
De no darse una solución definitiva al problema, podría presentarse una paralización técnica del servicio
Desde el pasado mes de octubre comenzó a disminuir el suministro de combustible, sobre todo de diésel y gas doméstico. Una explosión en un gasoducto en Monagas, sería la causa de la escasez de estos vitales rubros energéticos. Los comercios como panaderías, restaurantes y transporte público que requieren de gasoil para trabajar, se han visto afectados por esta situación que se mantiene en el tiempo.
En relación con el transporte público, conductores en el Terminal Central de Maracay señalaron que la situación ha sido difícil en estos últimos dos meses (“más que de costumbre”). Destacaron que solo cuentan con un día a la semana y un máximo de cinco cupos por línea de transporte para poder surtir en los expendios dispuestos para ello.
Rafael Ordóñez, conductor de una unidad, aseguró que aunado a este lamentable hecho, el uso de las bombas dolarizadas no representa una solución al problema. Solo hay una en funcionamiento en la Intercomunal Turmero-Maracay, que no cubre la demanda de todo el parque automotor, por lo que se forman largas colas para poder surtir.
Ordóñez relató que el servicio no ha colapsado debido a que la demanda de pasajeros es baja en comparación con el año pasado, lo que ha obligado a mantener un reducido número de unidades en la calle.
Sin embargo, destacó que solo “es cuestión de tiempo”, de no darse una solución definitiva al problema. Ante esto advirtió que podría presentarse una paralización técnica del servicio.
SECTOR COMERCIAL
Luis Olivera, encargado de una panadería en MBI, resaltó que aunque tienen contrato con una compañía que les suministra el combustible, se han producido retrasos, al igual que faltas en la cantidad de hidrocarburos despachados.
Le informó la empresa que, debido a las fallas ocurridas el pasado mes de noviembre, se han visto en la necesidad de llevar sus camiones hasta plantas tan lejanas como el estado Zulia, “para poder surtir y cumplir con los clientes”, lo que merma la cantidad de combustible distribuido y eleva los costos operativos.
Sin embargo, Olivera señaló que, a pesar de esta situación, han logrado “mantener el negocio a flote”. Destacó que muchos de sus colegas trabajan al límite de lo posible, lo que conlleva a un estado de zozobra a estos sectores vitales de la economía.