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domingo 31, agosto 2025
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Consumidores se debaten entre la disparidad monetaria y sus requerimientos alimenticios

Judith Castillo

De a poquito porque no alcanza el dinero

Cuesta arriba sigue la posibilidad, ya de por sí estrecha, de los consumidores a la hora de adquirir los productos alimenticios básicos, ya sea diario, semanal o quincenal, porque mensual son muy pocos los que pueden llenar total e íntegramente su despensa y nevera.

La disparidad monetaria ocasiona la desigualdad de ingresos, con una brecha bien amplia entre quienes a veces no tienen ni para comprar un poco de proteína y aquellos que de algún modo se las ingenian para por lo menos cubrir la compra de pollo, carne y charcutería de una semana en una familia de pocos miembros.

El queso ha tenido un incremento en su precio aduciendo factores climáticos, de traslado y provisión, sin embargo, sigue su venta, aunque no de a kilo. (Judith Castillo)

CAMINAR Y HACER COMPRA DISPERSA

“Yo creo que ya nos convertimos en cazadores expertos, en calculadoras y hasta nos hacemos trampa para poder comprar lo más necesario y en cantidades como para engañar o disfrazar hasta la comida del día», explicó Fanny Mendoza, quien añadió que se compra lo necesario cuando hay el dinero justo o hasta fallo, porque es falso que ahora se pueda comprar un kilo de cada cosa.

«Si antes compraba un cartón de huevo» -dijo- «ahora máximo medio cartón, queso un cuarto, las papas, cebolla, tomate, pepino, todas las verduras por cantidad, nada de a kilo, o sea escojo tres papas, dos cebollas, un tomate, un pepino, tres zanahorias y así, como la bolsa de verduras que se compra para el sancocho y viendo donde venden el kilo de eso más barato».

Leo Salazar, por su parte destacó, que eso de comprar en cantidades, aunque quisiera no se puede, porque no alcanza el dinero “Si esta semana llevo queso, pollo y un poquito de carne, la próxima compro el arroz, la pasta y la harina. El aceite hay que rendirlo, el azúcar y si hay que comprar leche, eso será de papeleta y para engañar la chicha, el achocolatado de los muchachos, porque no hay de otra”.

“Se compra todo a mitad, las verduras un surtido para estirar la sopa o el sancocho y viendo precio y calidad, porque todos los días hay un nuevo precio, ya no se puede comprar la misma cantidad de antes ni siquiera el pollo, si te llevas uno entero o picado tienes que dividirlo, aunque sea para dos o tres almuerzos dependiendo de la cantidad de gente en la casa», describió Marbelis Rondón

Para abaratar costos, se cambia supermercados y mercados cerrados por espacios abiertos (Foto Rodolfo Gamarra)

ESPACIOS ABIERTOS MAS CONCURRIDOS

Cabe resaltar que los consumidores ya no se esmeran en acudir a supermercados, locales de carnicerías, charcuterías, sino que siguen hacia el Mercado Libre, y a los espacios abiertos como el caso de la encrucijada de caminos que forma la calle Río Guëy, donde se ubican gran cantidad de tarantines y toldos que expenden a cielo abierto y en plena calle ancha, frutas, legumbres, hortalizas, pescado fresco, combos charcuteros.

“Aquí hay variedad, lo que hay es que saber escoger, porque también hay competencia de precios por cantidad y calidad de los productos, solo uno sabe qué necesita y hasta donde puede conformarse en cuanto a los precios y lo bueno del producto”, explicó José Mora, mientras salía del Mercado Libre para ir hacia la calle de los toldos.

 

 

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