|| Glenn Requena / Foto: Cortesía
Un niño de figura materna o paterna ausenta puede resultar con importantes consecuencias emocionales que deben ser tratadas por especialistas
No solo la educación y los valores es importante en el desarrollo de los niños, el amor de los padres juega un papel clave, según lo afirmó Estefanía Rivero, psicóloga de Consolidarte. Agregó que papá y mamá dotan a los más pequeños de competencias emocionales necesarias para una vida afectiva sana.
La especialista en salud mental precisó que la infancia es el inicio del desarrollo, por lo que contar con una figura permanente, competente y afectuosa, como la de los padres y representantes, nutre al niño de las emociones necesarias para ser un adulto sano afectivamente.
“El estilo de apego desarrollado en la infancia influye de manera significativa en los procesos de elección de parejas, así como en la calidad de las relaciones afectivas que formamos en nuestra vida adulta”, comentó.
De acuerdo a Rivero, el amor tiene “muchas expresiones y empieza con el amor propio y el lenguaje del amor que cada quien desarrolla en la vida adulta”.
Agregó que los actos de servicio, a través de las palabras, tiempo de calidad, regalos y el contacto físico, “son canales que pueden representar el lenguaje del amor”, importante identificarlos para poder facilitar la forma de dar y recibir afecto.
LA AUSENCIA
Laura Hernández Trejo, profesora de la Facultad de Psicología de la Unam, destacó que la ausencia alguno de los padres, en casos la de ambos, trastoca la tranquilidad emocional de los infantes, que a veces se traduce en desapego y abandono.
“Los niños con padres ausentes ven que los padres de sus compañeros o amigos se involucran con ellos y experimentan la reflexión de por qué ellos no están conmigo. Entonces, detectan una falta de cariño”.
Explicó que a partir de estas afectaciones, el niño suele asumir actitudes negativas. “Si el niño está enojado o triste porque está lejos de mamá o papá, no hay que minimizar esas emociones para hacerlo sentir bien”.
Sugirió que estos casos hay que permitir que se expresen, sin represión. “Es mejor sentarse y preguntarle por qué se siente así, tratar de guiarlo en esa emoción sin intentar quitársela”.