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miércoles 24, abril 2024

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“El Gocho” y “El Cafetero”: Vendedores de café que hacen historia en Maracay

|| Luis Chunga

Personajes que se convierten en parte de una ciudad y que van construyendo historias

En el marco de los 322 años de la fundación de Maracay como parroquia eclesiástica, El Periodiquito preparó una serie de especiales para llevar a los lectores “Historias vivientes de Maracay”, esos personajes que se han vuelto tan icónicos como las infraestructuras coloniales que rodean el casco histórico de la llamada Ciudad Jardín.

Este espacio se abre con la historia de dos hombres, uno nacido en esta tierra y otro en Mérida, quienes tienen en común su constancia en la venta de una de las bebidas de mayor consumo en la ciudad como lo es el café.

Desde hace 50 años, todos los días a las 5:45 am, Luis Antonio Sánchez, conocido como

Un merideño con cimientos en la caliente ciudad maracayera

“El Gocho”, oriundo del estado Mérida, sale de su casa con sus dos termos para vender su cafecito en el conocido “punto del sabor”, ubicado en la avenida Fuerzas Aéreas, cruce con la principal de San Agustín.

A esa hora comienza su travesía cotidiana, cargando con su café, considerado como uno de los mejores “tintos” de la ciudad, no solo por su sabor, sino también por el inigualable aroma a un costo de Bs 5.

Muchos se preguntan cómo ha hecho para mantenerse por tanto tiempo en el mismo lugar bajo los inclementes rayos del sol o la incesante lluvia, a lo que él argumenta constancia y haberse ganado el respeto de sus clientes, especialmente de los conductores y colectores de las diferentes líneas de transporte público que pasan por el lugar.

A sus 68 años de edad, camina de lunes a viernes el tramo cercano al Terminal Central de Maracay. No tiene hijos y vive con su hermana y sus sobrinos.

“Mi vida cambió repentinamente, tenía cinco años trabajando en una empresa que fabrica embutidos y charcutería, y sin ningún motivo me despidieron, en ese momento parecía que el cielo se me venía encima, sin embargo, con la ayuda de Dios, el apoyo de mi hermana y algunos amigos, logré recuperarme y me dediqué a vender mi cafecito en plena calle”.

Este pequeño kiosco también forma parte de las historias de Maracay

Siendo aún muy joven arrancó su nuevo trabajo vendiendo jugo, cigarros y la aromática bebida.

No todo ha sido color de rosa para el Sr Luis, en una ocasión robaron su termo y se llevaron el poco dinero de la venta del día.

“Felizmente no me hicieron daño, soy bendecido y protegido, diariamente vivo las bendiciones de Dios, sin él nada, hay que seguir guapeando en la calle”.

En torno a las celebraciones por el aniversario de Maracay mencionó que extraña el desfile de carrozas y comparsas, las bandas show, “la algarabía de la gente que se concentraba en el parque de Ferias de San Jacinto, donde chicos y grandes, hombres y mujeres, se divertían, pero todo eso se acabó, ya no es la ciudad que conocí”.

EL CAFETERO

Venden café molido a buen precio.

Muy cerca de “El Gocho” está Pablo Adrián, un maracayero que se estableció en un pequeño kiosco ubicado en la prolongación de la avenida principal de San Agustín desde hace siete años.

Es de poco hablar, pero su amabilidad atrae a una grata clientela que se acerca con frecuencia a comprar café puro.

 “Vendemos café molido que se destaca por su aroma, el mismo cliente es testigo cuando compra el producto, muchas personas han bautizado con diferentes nombres esta esquina y a mí me dicen “’El cafetero’”.

En su kiosco azul también ofrece frutas como cambures, entre otros productos que también son buscados por los ciudadanos que se acercan a su punto de venta.

Estos dos personajes forman parte de la Maracay de antes y la actual, una ciudad pequeña, en comparación a otras de Venezuela, pero de gente amable y siempre dispuesta a preservar la historia y el acervo cultural.

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