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miércoles 24, abril 2024

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“Carlos Patineta” y “Caracas”: dos personajes emblemáticos de Maracay

|| Luis Chunga | Fotos: Rodolfo Gamarra

Hoy, El Periodiquito les cuenta la historia de dos hombres que han sabido sortear los retos de la vida

El Periodiquito sigue detrás de las historias de personajes emblemáticos de la llamada “Encrucijada de todos los caminos”, a propósito de los 322 años de la fundación de Maracay como parroquia eclesiástica, a celebrarse mañana.

Comenzamos con la vida de un hombre al que le ha tocado ser ejemplo viviente de ese dicho popular que reza: “El que quiere puede”. Él es Carlos Pérez, conocido como “Carlos Patineta”, quien con 62 años de edad se moviliza “de sol a sol” en una patineta de fabricación propia, en búsqueda de la buena voluntad de quienes transitan la esquina de la avenida Bolívar con Fuerzas Aéreas, donde ya tiene 21 años de “un lado a otro”.

Carlos Pérez es un combatiente de la vida
Carlos Pérez es un combatiente de la vida

Sin caer en la tristeza, ni mucho menos en lamentaciones, hizo una parada en su andar, para contarnos que cuando tenía cuatro años de edad se enfermó con poliomielitis, comúnmente llamada polio, lo que lo dejó con parálisis permanente en sus piernas.

A pesar de ser tan solo un niño, no perdió la sonrisa y sus ganas de vivir, lo que lo ha impulsado a existir por más de seis décadas.

Conversar con el señor Carlos es pasar de la risa a la admiración, ya que tiene buen sentido del humor y se declara “enemigo de la lástima” que pueda sentir alguna persona por su discapacidad.

Haber sufrido de polio le afectó sus piernas

 “No me incomoda para nada que la gente me mire, porque logré superarme a través de los años, crecí en un hogar con valores, mis padres dieron su vida por mí y me ayudaron a reforzarme para no convertirme en una carga familiar”.

Reconoce que hubo años que estuvo obsesionado, “pero eso pertenece al pasado”, porque cumple los propósitos en su vida.

“Así como usted me ve, estudié albañilería, un oficio que heredé de mi padre, con el tiempo yo mismo dirigí y ayudé a construir mi casa. También aprendí a tejer en mimbre. Tengo dos hijas de 30 y 40 años de edad, una de ellas estudió Educación Especial y trabaja en Ecuador. En otras palabras, no soy una carga familiar”.

EL TRAYECTO QUE RECORRE

En su rudimentario transporte, este gran personaje de Maracay sale de su residencia en el municipio Francisco Linares Alcántara, hasta el punto donde se ubica de lunes a sábado, aunque a veces se ausenta para cumplir con otras labores.

“Me demoro como una hora con 40 minutos para llegar a la avenida Bolívar, por supuesto siempre tomando las precauciones necesarias”.

Confesó que los mismos transeúntes y conductores lo bautizaron como “Carlos Patineta”, un apodo que lleva con orgullo y que realza con su actitud perseverante, esa misma que no lo hace sentir menos, aunque todos lo vean desde arriba.

Su andar diario lo cumple entre los automóviles que transitan por la conocida avenida
Su andar diario lo cumple entre los automóviles que transitan por la conocida avenida

En cuanto a lo que recauda a diario resaltó la disposición de quienes siempre tienen algo para compartir. “Reúno, aunque sea para comer”.  

Confesó que en oportunidades debe explicar por qué no usa silla de ruedas, sino su característica patineta.

“A veces la gente me dice que mejor debería movilizarme en una silla de ruedas, pero yo les respondo que así me siento muy mal, porque sería más difícil desplazarme”.

Con esta declaración lo dejamos, agradecidos de que haya compartido un poco de su vida, en esta búsqueda de las “Historias vivientes de Maracay”.

“CARACAS” EL PARQUERO

De la avenida Bolívar nos fuimos al norte de la ciudad, donde encontramos a “Caracas”, otro personaje de esos que se convierte en parte de la cotidianidad de una ciudad tranquila y a la vez tan movida como lo es la capital aragüeña.

Se trata de Andriu Pedrá, un joven turmereño en condición de calle que supo aprovechar la oportunidad de su vida, al enamorarse de una joven llamada Nelvi Salvatierra, quien se convirtió en la madre de sus tres hijos, de 20, 16 y 12 años de edad.

Se gana la vida de forma digna con varios oficios

Este hombre que lleva algunos años como parquero en una conocida heladería de Las Delicias, es protagonista de un hecho que ocurrió hace muchos años en Maracay.

“Fue Dios quien utilizó a mi esposa para que yo pudiera modificar mi conducta y mi vida, yo era un muchacho de la calle”.  

Muchos se preguntan por qué le dicen “Caracas”, apodo con el que fue bautizado por la forma de expresarse, lo que pocos se imaginaban era que detrás de su proceder había una historia dolorosa.

“Caracas” dormía donde le “caía la noche”, incluso a veces no comía y se rodeaba de amistades peligrosas. Actualmente se siente “un hombre diferente”, que trabaja como parquero, vende dulces o le “pone el pecho a lo que salga y sea digno”.

“Yo fui un niño de la calle”, pero Dios me salvó y me sacó del mundo de las tinieblas. Foto Rodolfo Gamarra.

 “Siempre estuve en un reformatorio, cuando salía a la calle me enfrentaba a un mundo oscuro y diabólico, pero logré superarlo y ahora me siento feliz y limpio de corazón, gracias a Dios”.

Lo dejamos en su quehacer diario, de donde percibe parte de los ingresos que sustentan a su familia, con la que habita en algún rincón de la Maracay que lo ha visto transformase en un “nuevo hombre”.

LEA PRÓXIMAMENTE

En la edición del próximo lunes les contaremos la historia de Elpidio Fuentes Figueroa, mejor conocido como “El Gallo”, el cuidador de la Maestranza César Girón de Maracay, quien entre sus anécdotas narró que tuvo la “gran responsabilidad” de preparar el novillo que lidió Mario Moreno “Cantinflas”, en su visita al coso taurino.

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