|| Luis Chunga | Fotos: Rodolfo Gamarra
Este personaje de la ciudad tuvo la gran responsabilidad de preparar el novillo que horas más tarde lidió el famoso cómico Mario Moreno “Cantinflas”
Maracay cumplió 322 años de haber sido elevada a parroquia eclesiástica y en El Periodiquito seguimos tras la pista de esos personajes que caracterizan a la llamada Ciudad Jardín.
A estas tierras fértiles no solo se le conoce como la cuna de la aviación venezolana, sino de grandes y afamados toreros, no en vano tiene uno de los cosos taurinos más antiguos en imponente construcción, declarado Monumento Histórico Nacional el 15 de abril de 1994.
Justamente, nos fuimos a buscar la historia del eterno conserje de esta estructura inspirada en la plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, su nombre, Elpidio Fuentes Figueroa, conocido como “El Gallo Fuentes”.
Quienes lo conocen aseguran que dentro de su cuerpo lleva el deseo no cumplido de haber sido un auténtico matador, pero estamos seguros que de haber sido así, le hubiera gustado que lo preparara Don Pedro Pineda, el “Maestro de todos los toreros”.
Entre las anécdotas que ha recopilado en 60 años de estadía en estos espacios, compartió el día que tuvo la gran responsabilidad de preparar el novillo que iba a lidiar Mario Moreno “Cantinflas”, en su vista a Venezuela.
“Recuerdo que esa tarde yo preparaba al animal y luego miraba al famoso “Cantinflas”, y no dejaba de reírme hasta que el actor cómico mexicano gritó “mire piche cabr.., esté pendiente de su trabajo y deje de reírse”.
A lo que “El Gallo” le contestó rápidamente: “es que verlo a usted me hace reír”, luego de esta respuesta recordó como “Cantinflas” se le acercó y respondió: “hacer reír a la gente es una virtud, porque no lo hace todo el mundo”, aseguró que le dio la mano y después le regaló un par de lentes que todavía conserva entre su colección.
Este gran personaje de carácter jovial, no tiene problemas para decir que Cumaná lo parió y el barrio El Carmen lo crió.
Comenzó en la Maestranza como ayudante de conserje y luego pasó como principal, figura que mantuvo hasta que se jubiló en 1993.
“Me inicié como ayudante de conserjería de mucha gente y el último de mis jefes fue Pedro Pineda, el “Maestro de todos los toreros”, incluyendo a la dinastía Girón”.
Dijo que son muchos los toreros que lidiaron en la Maestranza, pero no los menciona porque puede olvidarse de algún nombre, “y eso para ellos es un pecado”.
Siempre con sus lentes oscuros, mostró gran parte de su rincón de memorias, espacio del coso taurino en el que alberga una gran cantidad de fotos y recuerdos invaluables.
EL CONOCIDO “ARTEGUITA”
En esta misma estructura construida bajo la dirección del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, encontramos a Antonio Arteaga, mejor conocido como “Arteaguita”, un cronista reconocido de la ciudad y novillero de corazón.
Cuando le hablan de tauromaquia, se nota que sus ojos y la mirada desbordan euforia y emociones, porque hacen retroceder su memoria y recordar el tiempo de aquellas memorables tardes taurinas.
Levanta su mano derecha y se toca la cabeza para decir: “ser torero me dejó como recuerdo una fisura en el cráneo, producto de cinco corneadas en plena faena”.
Recordó que cuando era liceísta pasó junto a unos amigos por el matadero, donde vio a una vaca escarbando el suelo en “señal de pelea”.
Se acercó, se sacó la camisa, saltó la talanquera y adoptó poses de torero diciendo “olé toro…. olé toro”.
Para sus amigos era algo divertido, pero el joven sentía que por sus venas comenzaba a correr sangre taurina.
De a poco se convirtió en un torero con capote, muleta y la espada. Después de la muerte de César Girón nunca más salió al ruedo, pero se convirtió en cronista del área y actualmente es presidente de la Asociación de Cronistas Taurinos de Venezuela (Acotave).
Con este par de historias nos fuimos de la imponente estructura abierta al público por primera vez el 20 de enero de 1933, esa que actualmente está en remodelación, pero que dentro alberga a estos dos personajes de la Maracay de ayer y de hoy.
LAS OCURRENCIASFuentes cataloga la Maestranza César Girón como la reina y la lindura de Maracay, pero como toda reina lleva una corona, por lo que se le ocurrió colocar unas fotos en la pared sin imaginarse que con el paso de los años esas dos habitaciones en las que hoy se mantiene, se convertirían en su oficina y en una especie de museo improvisado donde exhibe cientos de fotos, afiches, obsequios, adornados y la cabeza de un toro que murió defendiendo su “dignidad”. “De aquí (Maestranza) me sacan muerto el día que Dios quiera, es mi segundo hogar desde que tenía 19 años de edad. Además, tengo cerca la capilla de la Virgen de La Macarena, un lugar lleno de espiritualidad católica y porque la virgen es conocida como la protectora de todos los toreros”. Cuando le preguntamos a qué persona le dejaría como herencia su colección, confesó lo que haría al no encontrar quien le dé el valor que tiene. “Prefiero quemar mis fotos y todo lo que tengo en este museo personal, porque nadie lo cuidará como lo aprecio yo”. |