|| Glenn Requena
|| Foto: Glenn Requena/Cortesía
Los padres juegan un papel clave, darles el apoyo suficiente a sus pequeños es importante para evitar las estimulaciones negativas
La tartamudez o disfemia es la alteración del ritmo del habla con la respiratoria, que puede estar acompañada de los movimientos corporales. Belghie Guedez, terapista de lenguaje de la Fundación Motita en Maracay, estado Aragua, explicó que este “fenómeno” puede ser transitorio o parecerse por el resto de la vida.
La especialista detalló que la disfemia puede aparecer en el segundo o tercer año de vida y los síntomas que pueden observar las personas son los problemas respiratorios, falta de coordinación de la respiración con el habla, la repititivdad y el bloqueo.
“Es por ello que desde el trabajo terapéutico se busca coordinar la respiración con el habla”, comentó.
Aseguró que generalmente un niño de tres años ya habla fluido, pero pueden empezar los bloqueos porque en ese tiempo la elaboración del pensamiento es mucho más rápida de lo que un pequeño puede coordinar en el habla. Organizar el sistema lingüístico se le complica al menor, por lo que empieza a presentar “síntomas” de tartamudez de manera transitoria.
“En ese momento el apoyo que le damos es ‘dime, no entendí, vuelve a repetir’, para que no sienta nuestra preocupación. Eso fluye como cuando es un proceso propio de esas edad”, indicó.
Guedez aseveró que hay otro nivel, pero permanece al final de los días, sin embargo, se compensa en la vida con los ejercicios fonorespiratorios y siendo consciente del bloqueo que tiene una etiología diferente, una intrínseca de la persona.
“De la tartamudez siempre se ha hablado como un iceberg, en el que vemos el síntoma, pero la base tiene muchos factores, desde los emocionales y orgánicos, hasta los de coordinación fonorespiratorias para lograr la fluidez del habla”, expresó.
LA ANSIEDAD DEL PADRE
De acuerdo a la profesional, mientras más rápido se ataque la tartamudez es mejor, no obstante, en los niños está presente la ansiedad de los padres, por lo que se convierte en un trabajo multidisciplinario.
“Mamá y papá deben entender y aceptar que el niño está en ese proceso. Los terapeutas de lenguaje también abordamos a la familia”, aseveró.
Los padres deben entender que es un proceso de acompañamiento, autoconfianza, fortalecimiento de la autoestima. Sugiere esperar el tiempo que necesitan sus pequeños para hablarles acerca de lo que ocurre. “Esto lograría la fluidez y se erradicarían los hábitos negativos de estimulación social”.
TÉCNICAS
Desde la Fundación Motita se trabaja con técnicas de programación neurolingüísticas para el “cableo” del pensamiento, así como manejo de las ideas cuando el habla no es fluida.
También con terapias cognitivas conductuales para que pueda haber una corrección del habla y el mantenimiento de los resultados en el tiempo.
“Las formas de respiración fonorespiratorias es una base, se busca la fluidez del verbo, el manejo de la ansiedad y el apoyo de la autoestima y de la imagen propia, así como el entorno que rodea al paciente”, destacó Guedez.
LA FRASE
“La tartamudez no es una enfermedad, es un proceso que se alteró en el desarrollo lingüístico”.