|| Rodolfo Gamarra
Los niños pueden aprenden que la agresión es una forma aceptable de solucionar problemas
El castigo físico ha sido un tema muy discutido y estudiado por especialista en psicología y la sociología. Instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y distinguidas universidades, han realizado investigaciones para determinar, los efectos que producen en la sociedad, en especial en la salud física y mental de los niños.
Desde tiempos inmemorables se ha utilizado como método de enseñanza estos castigos, que muchas veces terminaban en maltrato físico y mental.
Nuestros abuelos tuvieron que afrontar estos métodos severos a la hora de tener que pagar una falta y entender que algún acto o acción no debía ejecutarse.
Estos estudios han demostrado que este tipo de disciplina no solo es ineficaz, sino que también puede tener consecuencias negativas a largo plazo para los niños, sus padres y la sociedad en general.
Varias madres consultadas sobre este tema aseguran que en su niñez sufrieron algún tipo de castigo físico a la hora de ser reprendidas por una travesura.
La mayoría coincidió en que estos castigos eran poco frecuentes y solo se producían cuando la falta se consideraba de gravedad.
Sin embargo, a diario se puede ver en medios de comunicación noticias sobre maltrato y abuso a menores de edad, proveniente de sus propios progenitores.
Fomenta la violencia
Según la Unicef, el pensamiento propio de los niños aunado a los argumentos tales como “te pego para que aprendas a portarte bien”, por parte de sus personas cuidadoras, les lleva a normalizar la violencia en su contra y a asumir la culpa del castigo recibido, lo que afecta su autoestima y autoimagen.
Los estudios revelan que el castigo físico inculca la violencia como modo de resolver conflictos. Los niños aprenden que la agresión es una forma aceptable de solucionar problemas y pueden replicar este comportamiento en su edad adulta con sus propios hijos.
Insisten los especialistas que, en lugar de aprender habilidades sociales y emocionales para manejar situaciones difíciles, este método les condiciona a temer a sus padres, crear resentimiento y evitar el comportamiento que provocó el castigo, solo por temor y no por entender.
De la misma manera, se ha comprobado que golpear daña la autoestima y dificulta la comunicación entre padres e hijos. Los niños pueden sentirse avergonzados o resentidos después de ser castigados, lo que disminuye su autoestima y afecta su capacidad para comunicarse de con sus padres.
Este último señalamiento es muy importante, debido a que el niño crea un comportamiento que evita un trato directo con los padres, por lo que los hace vulnerables a ser víctimas de abusos por parte de otras personas, por temor de contar lo que les pasa.
Prefieren métodos más sutiles
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FRASE DESTACADA
De acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño, toda forma de violencia contra ellas y ellos es injustificable, por lo que queda prohibido el castigo corporal y humillante como método correctivo.