|| Manuel Laza Jr.
Fundada en medio de la pandemia y con pocas herramientas ha crecido a través de la constancia deportiva
La pandemia por el COVID-19 dejó un mundo de enseñanzas para la humanidad, pues muchas personas emprendieron en diferentes opciones para mejorar su calidad de vida. El deporte no fue la excepción, en este caso el beisbol.
Cuando en las Grandes Ligas tardaron en arrancar la temporada y se jugó en burbuja, el entrenador Carlos Ramírez decidió iniciar un programa de entrenamientos para los niños y adolescentes del urbanismo de Guasimal, en el municipio Girardot, Maracay.
Lo peculiar del caso es que las prácticas, son llevadas a cabo en una cancha sintética de la comunidad que es de fútbol 7.
Ramírez, valiéndose de su gran experiencia como entrenador y técnico de beisbol menor, decidió fundar esta pequeña escuela, la que él hace llamar “Los Guasimaleños” con el fin de rescatar a los niños y jóvenes del tiempo en ocio que estaban viviendo con la pandemia. “Yo inicie con unos niños dándole algunas prácticas de fildeo en la cancha de la manzana 7 de Guasimal, claro, con sus debidos tapabocas y en los horarios flexibles”.
Hoy en día la escuela sigue en pie, luego de tres años, ya se ven los frutos de los objetivos que se trazó el profesor Carlos, con dos jugadores firmados por organizaciones de la MLB y de la LVBP, trabajando de manera articulada con el equipo UD-15 de Caña de Azúcar.
También destacó que se enfoca en fortalecer las cualidades a los pequeños peloteros para que tengan oportunidad de entrar en una academia o en el mejor de los casos conseguir una firma directa con una organización de la Gran Carpa.
“EL TRABAJO VA MÁS ALLÁ DE LO DEPORTIVO”
Desde su fundación, el planteamiento de trabajo fue claro “mi objetivo es sacar a los chamos de las drogas, de las calles y del mal uso del internet, no estoy en contra de las redes sociales, estoy en contra de cómo las usan”, señaló Ramírez, quien también detalló que tiene jóvenes cuyos padres están fuera del país o con problemas de salud y él les cubre todo para que puedan jugar.
“Después de entrenador soy su amigo, les pregunto cómo van con sus estudios, en la casa y si es de ayudarles con sus suplementos alimenticios les ayudo … donde come uno, podemos comer todos” agregó el entrenador.
PEQUEÑAS HERRAMIENTAS HACEN GRANDES COSAS
Su espacio de entrenamiento es una cancha sintética de fútbol, entrenan en las mañanas y en las tardes, con pocos implementos deportivos, estos jóvenes van creciendo en la disciplina, porque al no contar con una plantilla completa deben esforzarse para entrar en otros equipos para disputar algunos juegos.
Es el caso de Sebastián Acosta, que con 13 años de edad juega todas las posiciones, pero lo que más le gusta es ser lanzador, tal es su esfuerzo y el buen trabajo con los Guasimaleños que lo llevo a ser parte del equipo de la UD-15 de Caña de Azúcar.
FOGUEO CONTRA LOS GRANDES
Bajo la premisa de ser humildes y destacar dentro del terreno, el profesor Ramírez comentó que ha llevado a sus jugadores a enfrentarse contra grandes escuelas y academias que hacen vida dentro de Maracay.
El entrenador finalizó diciendo: “Aquí trabajamos para tener buenos ciudadanos para el futuro, sus valores, la disciplina, el respeto hacia los demás, como somos dentro del terreno debemos ser fuera también” y envió un mensaje a los padres y representantes a realizar actividades físicas con sus hijos “no hay necesidad de gastar dinero en grandes cosas, en la casa tenemos todo, es cuestión de acoplarnos y hacer las cosas humildemente”.
