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martes 19, marzo 2024

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María Gabriela Gil: “Cada niño va a su manera en los deportes”

|| César Méndez Campero

Esta joven psicóloga deportiva, compartió sus conocimientos sobre este tema en exclusiva con El Periodiquito. Hizo importantes sugerencias a padres e instructores

“Cuando el niño ya tenga desarrollada su actividad motriz o física y también cuando haya un razonamiento más abstracto, ya puede empezar a practicar un deporte”. De esta premisa parte María Gabriela Gil, psicóloga deportiva, quien conversó en exclusiva con El Periodiquito, con relación al tema de los niños en la actividad deportiva.

La profesional no mencionó una edad en específico para iniciarlos, porque “todo lleva su desarrollo, de acuerdo a su edad y a su evolución. Hay niños que desarrollan las actividades cognitivas más rápido que otros, pero no quiere decir que no pueda tener un progreso pleno en el deporte. Cada quien va a su manera”, subrayó.

Resaltó la importancia de preguntarle al niño, qué deporte o actividad le gustaría practicar. Es frecuente ver padres que les gusta determinado deporte y por eso inscriben al menor en esa disciplina, o porque tienen porte o tienen alguna aptitud. En opinión de Gil, no hay problema, cuando están en una edad temprana. Incluso cree pertinente mostrarle algún juego por televisión, para que le sirva como referencia. No obstante, sugiere que una vez estén más grandes, es bueno interrogarlos, para así conocer sus gustos.

“Al niño hay que darle las herramientas”, enfatizó. Insiste en saber y tener claro hasta donde se quiere llegar y reforzar lo positivo, nunca lo negativo. Saber cuándo algo es dañino, cuando parar o cómo abordarlo para mejorar.

A juicio de la especialista, el caso de chiquillos que sean tímidos, no quiere decir que eso les impida desarrollarse deportivamente. “Si el niño es una persona tranquila, le gusta hacer las cosas a su paso, no es necesario tomarlo como un llamado de atención”. Invitó a aceptar la personalidad del chico y “que esté haciendo su trabajo. Si no, hay que hacer una intervención allí, porque esto puede venir en base al autoconcepto y a la autoestima del niño”.

“Es mucho mejor que el niño esté haciendo una actividad física, que contribuye en muchas áreas de su desarrollo, que estar metido en un teléfono o la televisión”

ENTRENADORES DEBEN SER EMPÁTICOS

Respecto de instructores que regañan, insultan o gritan a los pequeños cree que “es necesario que los entrenadores no solo se preparen en cómo desarrollar técnica y físicamente al chico, sino también psicológicamente, porque debe haber un proceso de empatía de por medio y cuando no existe eso, podemos sesgar o hacer que el niño desista de practicar el deporte”.

Alertó que “hay entrenadores que pueden llegar a quemar al atleta o desmotivarlo, hasta el punto de que el niño no quiera seguir en el deporte, aun cuando tenga potencial para ser un fenómeno. Entonces, ellos tienen que saber cuánto y cómo hacerlo, tienen que conocer las etapas del desarrollo dónde se encuentra”.

La psicóloga sostiene que al momento de hacer un llamado de atención al niño deportista, lo ideal es que sea de “tú a tú”, pero si es necesario que sea de forma colectiva, porque está influyendo en el rendimiento del grupo, hay que hacerlo así. “Eso va a depender de cada situación” puntualizó.

 

NO PRESIONAR A LOS PEQUEÑOS

Gil recordó haber escuchado representantes que llaman a sus niños “pequeñas empresas” o “su inversión”. “No”, puntualizó, “son niños y eso hay que respetarlo”. En tal sentido enfatizó en la necesidad de conocer en qué punto de desarrollo está ese atleta, para saber cómo abordarlo y dónde elevar el nivel de exigencia.

En aquellos casos en los que los padres presionan en exceso a los chicos cuando practican un deporte, Gil pone el acento en lo siguiente: “Cuando eso pasa, el niño deja de divertirse, no ve el deporte como un juego y empieza a verlo como un trabajo. Eso le puede causar fatiga, que no quiera ir a entrenar”.

La familia es la principal causa de presión y más, cuando tienen dificultades económicas, pero cuentan con un niño que tiene potencial para llegar lejos en el deporte, ya que lo ven como una solución a su futuro financiero y le pasan esa responsabilidad al infante. “No lo hagan, sus situaciones deben solucionarlas ustedes como adultos” recalcó Gil.

Otra forma de presión es la de aquellos padres, madres o representantes, que fueron deportistas pero no llegaron lejos. Sufren el “síndrome del jugador frustrado”. Son los que dan indicaciones desde las gradas o cuando salen del juego. “Empiezan a acribillar al niño, le generan mucha presión y lo desmotivan”.

En ese sentido, Gil sugiere dejar que cada quien viva su proceso y su experiencia como debe ser y los invita a ponerse en los zapatos de ese pequeño atleta, que está en una actividad que genera fuerte emocionalidad, que después de un juego quiere es a papá o a mamá y no a un entrenador más.

Acotó que si no se ven los resultados esperados, no hay que pensar en que se está perdiendo el tiempo. “Más bien estás invirtiendo tiempo en el desarrollo de tu chamo”.

La especialista visitó las instalaciones de El Periodiquito

IMPORTANCIA DEL DEPORTE

Gil destacó que en los procesos terapéuticos siempre se recomienda que los niños tengan una actividad extra (deportes o algún hobbie) que los complemente para desarrollar las habilidades sociales que no se lograN en casa o en el colegio. Explica que en esa actividad extra, el menor logra coincidir con pares con los que comparte los mismos gustos, lo que “ayuda al chico a crear la identidad propia”.

La especialista relató que frecuentemente cuestiona a los padres y representantes sí alguna vez le han preguntado al niño ¿Cómo le gustaría que lo apoyaran? La respuesta más común es no. “Eso sería una contribución a tú hijo, porque normalmente estamos suponiendo qué sería lo mejor para mí como padre y no para ellos”.

“Crea tus propias expectativas, crea tus propias metas y supérate a tí mismo”

RECOMENDACIONES 

  • A los representantes: ser apoyo positivo para los niños. Demostrarles amor en todo momento, incluso cuando cometan errores.
  • A los entrenadores: Que se eduquen, porque no todos tienen las habilidades empáticas para tratar a los niños, porque de ustedes depende un futuro profesional en el deporte. Deben formarse para ser ejemplo para esos pequeños.
  • A los niños: Disfruten, no dejen de ser niños, diviértanse. No son empresas.
  • A los deportistas mayores: Nunca parar de establecerse metas, porque siempre hay algo qué mejorar, porque siempre hay alguien que te va a superar, porque el deporte es competencia.
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