La miel es un fluido producido por abejas del género Apis con muchas propiedades beneficiosas, gracias a que contiene antioxidantes, enzimas y minerales. Mediante la apicultura, se cultiva este valioso producto, que se usa para endulzar infusiones y se añade en muchas recetas.
Sin embargo, a veces podemos creer que estamos comprando miel pura de abeja cuando en realidad estamos llevando a casa miel adulterada. Esta última suele estar mezclada o diluida con ingredientes, como jarabes de azúcar o agua, para abaratar costos y aumentar la cantidad de producto.
¿Cómo distinguir la miel pura de la miel que ha sido modificada? En este artículo, exploraremos de qué forma puedes identificar la miel de abeja de la alterada, tanto en la tienda antes de comprarla como una vez que la tengas en casa.
¿Pura o está adulterada?
De acuerdo con un informe realizado por el Parlamento Europeo, la miel es el tercer producto más adulterado del mundo para su comercialización. Según la investigación, 20 % de las importaciones de miel no cumplen con los estándares de calidad europeos.
Por esto, es muy frecuente confundir la miel que se recolecta de la colmena y se envasa de manera directa con aquella que ha sufrido un proceso de adulteración.
Reconoce la miel pura antes de comprarla
En la tienda o el supermercado, la clave para identificar la miel es realizar una inspección visual del producto, tanto del envase como de su contenido:
- Color: La miel pura puede variar de color según la floración de la planta de donde las abejas recolectaron el néctar. Puede ir desde un tono claro hasta un tono más amarronado.
- Textura: La miel pura suele ser espesa y suave, menos fluida que la miel adulterada.
- Cristalización. La miel pura se ve con una textura cristalizada o granulada debido a la formación de pequeños cristales de azúcar, además de otras impurezas naturales del panal, como polen o cera de abeja.
- Etiqueta: El envase debe decir, claramente, “miel”. Descarta cualquier producto en el que se lea “jarabe de maíz con fructosa”, “miel de mezclas”, “producto a base de miel” o cualquier nombre similar.
- Fecha de caducidad: Aunque existe la recomendación de comer la miel dentro de los dos años después de su envasado, la miel pura no tiene fecha de caducidad. Si encuentras un producto que asegura ser miel, pero que tiene una fecha de vencimiento, lo más probable es que no se trate de miel pura.
- Precio: Por último, ten en cuenta que el kilo de miel ronda los 10 euros en España. Si encuentras precios mucho más baratos por esa cantidad de miel, es muy probable que se trate de miel adulterada.
Identifica la miel pura una vez que la has comprado
Si ya has comprado la miel y te surgen dudas sobre si el producto que tienes en tus manos es puro o no, puedes realizar unos cuantos trucos caseros. Veámoslos a continuación.
1. Verifica si se disuelve con facilidad
Como hemos establecido, la miel pura es espesa y sólida; en cambio, la miel adulterada se disuelve sin mayores dificultades. Entonces, ¿cómo saber si la miel es pura con agua? El truco consiste en poner una cucharadita del producto en un vaso de agua. Si la miel permanece endurecida y cae al fondo del vaso, significa que es pura. En caso contrario, si se disuelve, lo más seguro es que esté modificada.
2. Comprueba su sabor y aroma
También es importante probar el producto para estar seguros de que se trata de miel pura. Por lo general, la miel de abeja deja una sensación de ardor en la garganta. Además, tiene el olor característico de este fluido, que es muy dulce.
En cambio, la miel adulterada es posible que tenga un olor más artificial y que, al probarla, se sienta más aguada y menos intensa.
3. Haz la prueba del pan
En su estado puro, la miel se compone de 80 % de azúcares y de 17 % de agua. Si tiene más que ese porcentaje de agua, estamos frente a un producto adulterado. Para comprobarlo, puedes mojar un trocito de pan en la miel; si se ablanda, quiere decir que tiene demasiada agua y, por lo tanto, no es miel pura.
4. Haz la prueba del vinagre
La prueba del vinagre consiste en mezclar una cucharadita del producto con un chorrito de vinagre blanco y observar su reacción. Si la miel es pura, no debería suceder nada. En cambio, si ves que hay burbujas o espuma, es posible que el producto tenga aditivos.
5. Quema la miel
Otro truco útil para saber si se trata de miel genuina es quemarla con un fósforo. La miel natural es inflamable debido a su alto contenido de azúcares, por lo que el hecho de que arda significa que es pura. Si no arde, es probable que contenga demasiada agua.
6. Haz el truco del papel
El truco de papel consiste en echar una gotita del producto sobre un trozo de papel, como una servilleta. Al cabo de un minuto, observa el papel. Si está mojado, la miel no es pura; si está viscoso, pero seco, se trata de miel natural.
7. Observa si se cristaliza
Como hemos dicho, la miel de abeja tiende a cristalizarse debido a su contenido de glucosa y fructosa, que forma cristales sólidos, además de la presencia de otras impurezas que actúan como núcleos de cristalización.
La miel cristalizada puede recuperarse, pero si tienes un bote de miel guardado en tu alacena y notas que, incluso después de un tiempo, continúa demasiado líquido, podría ser un indicio de que no es miel pura de abeja.
Consejos para conservar la miel en casa
Una vez que hayas detectado que la miel es genuina, es importante conocer las buenas prácticas para garantizar su conservación adecuada, y con ella el aprovechamiento de todas sus propiedades. De hecho, según Mayo Clinic, además de ser un excelente edulcorante natural, es antioxidante, agente antibiótico y antiinflamatorio.
1. Guárdala en un envase de vidrio
Evita los envases de plástico; en su lugar, utiliza uno de vidrio. Este material resiste mejor los cambios de temperatura. Además, es el más higiénico: siempre ha sido considerado como un material GRAS, una designación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que quiere decir Generally Recognized As Safe (por lo general reconocido como seguro).
2. Mantén el envase cerrado
Es clave que el envase de vidrio en el que almacenes la miel se encuentre cerrado de forma hermética. De esta manera, evitarás que pierda su aroma y su sabor, que es lo que ocurre cuando pasa mucho tiempo en contacto con el oxígeno. Además, así también se prevendrá el ingreso de contaminantes externos en el bote.
3. Consérvala a una temperatura ambiente
No es recomendable dejar la miel en la nevera, pues la refrigeración acelerará su cristalización. Lo mejor es guardarla en un sitio fresco y oscuro, de manera ideal la alacena. Esto será suficiente para preservar su calidad y su textura. Ten en cuenta que la temperatura del ambiente no supere los 27 grados centígrados.
4. Puedes congelarla
Aunque no es conveniente refrigerarla, puedes congelar la miel si quieres almacenarla por un período largo. La congelación no afectará sus propiedades y es un método seguro de conservación. Descongélala mediante un baño maría a baja temperatura (¡no la descongeles en el microondas o podrías dañar sus compuestos!).
Con información de Primicia