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miércoles 24, abril 2024

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Ideas para ayudar a los niños con insomnio

Los niños con insomnio son aquellos que presentan dificultad para dormirse o mantener el sueño durante la noche.

El dormir alguna noche mal es normal, pero si la dificultad de dormirse o mantener el sueño perdura en el tiempo y produce malestar, nerviosismo y somnolencia por el día; se considera que se trata de insomnio.

Niños con insomnio

El insomnio es un trastorno del sueño frecuente que puede causar dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo, o puede hacer que la persona se despierte demasiado temprano y no pueda volver a dormirse.

En el caso de los niños, se habla de insomnio cuando el infante tiene problemas para quedarse dormido o para mantener el sueño, lo que conlleva que se despierte muchas veces a lo largo de la noche.

Expertos señalan que se denomina insomnio crónico cuando esta situación aparece durante más de 3 meses, al menos 3 días a la semana, y se denomina de corta duración en el caso de ser menos de ese tiempo.

Por otra parte, el insomnio en los niños se clasifica en insomnio conductual y en el producido por higiene del sueño inadecuada.

En el insomnio conductual los niños no son capaces de conciliar el sueño si están solos. A veces el inicio del sueño está ligado a alguna actividad, a un objeto particular o a la presencia de los padres, de tal manera que si faltan, el niño no es capaz de quedarse dormido.

Algunas veces el rechazo a irse a la cama es frontal, protestan, lloran, gritan, entre otros.

En cuanto al insomnio por higiene del sueño inadecuada se provoca o está favorecido por algunas actividades que se hacen antes de acostarse, como por ejemplo comer chocolate, tomar bebidas excitantes, realizar actividades mentales, físicas o emocionales que dificultan que el niño se quede dormido porque está muy alerta.

Algunas actividades durante el día también pueden interferir con el sueño: dormir siestas muy largas, pasar mucho tiempo en la cama, tener un horario para acostarse muy variable, acostarse muy tarde.

Causas

– Malos hábitos: estar acostumbrado a tener estímulos para dormir (padres, luz, cuento, etc.).

– Estrés.

– Horarios irregulares.

– Problemas familiares.

– Ansiedad de separación.

– Miedos infantiles.

– Sobreactivación.

Ayúdalos

Controlar el insomnio aumenta el bienestar de los niños e incluso de los padres. Para ayudarlos se debe recurrir a medidas de higiene del sueño, las intervenciones psicológicas y en última instancia, a los fármacos.

– Medidas de higiene del sueño. Se trata de fomentar hábitos saludables tales como seguir un ritmo más o menos constante tanto de día como de noche, establecer un período relajante, evitando juegos intensos antes de irse a dormir, controlar que los programas de televisión, videojuegos y uso de móviles sean adecuados para la edad del niño.

El ambiente para dormir debería ser tranquilo, sin ruido, sin luz, con una temperatura agradable. También es recomendable evitar comidas y bebidas estimulantes y siestas largas durante el día.

– Intervenciones psicológicas. Actúan sobre la conducta y sirven para reducir la resistencia a la hora de acostarse y los despertares nocturnos. Las técnicas que se recomiendan dependen de la edad del niño.

– Fármacos. Se reserva para los problemas de insomnio que no se resuelven con ninguna de las medidas mencionadas anteriormente y siempre debe ser prescrita por el médico.

Recomendaciones

– Es importante establecer rutinas, mantener pautas de sueño, seguir siempre los mismos pasos y a las mismas horas, y evitar que estas rutinas cambien aleatoriamente.

Este proceso se logra ajustar el reloj biológico, marcar sus ritmos vitales y establecer el control del sueño del niño.

– Ofrecerles una cena que sea fácil de digerir. Intenta evitar en estas horas alimentos con azúcar porque pueden sobreexcitar al pequeño. Tampoco se deben consumir alimentos que contengan cafeína como el café, té, o coca cola.

– Evita que jueguen antes de acostarse porque los juegos pueden crearle sobreexcitación.

– Es recomendable que los niños duerman entre 9 y 10 horas diarias, por lo que se deben a costar entre las 8 y las 9 de la noche.

– Darles un objeto que le guste y pueda mantener toda la noche junto a él en la cama le ayudará a conciliar el sueño y cada noche lo asociará con la hora de dormir.

– Conforta a tu hijo hasta que esté tranquilo en su cama.

– Prepárale para dormir, habla en tono muy bajito y tranquilo para que el pequeño se relaje. Leer un cuento con luz o ambiente muy tenue. Evita siempre la sobreexcitación. Cuando notes que está cómodo sal de la habitación.

– En el caso de que empiece a llorar, no vuelvas inmediatamente, deja que pasen unos minutos para entrar a su habitación a calmarle y cuando esté tranquilo vuelve a dejarle solo.

– Intenta no enfadarte ni presentar frustración. Se requiere paciencia, pero es importante llevar a cabo una rutina estricta para que el niño aprenda a quedarse dormido solo. Si se levanta de la cama, acuéstale sin enfrentamientos.

Importante

Es normal que los niños se despierten más por la noche cuando están enfermos y se sienten incómodos, pero cuando mejoran hay que tratar de recuperar el ritmo normal.

El descanso adecuado es esencial, por lo que es fundamental tomar acciones orientadas a reeducar el cerebro y readecuar los hábitos del sueño del niño.

 

Con información de Diario 2001

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