Una voluntaria en un refugio de animales en Estados Unidos, Madeline Smith, vivió un momento conmovedor cuando conoció a Maya, una perrita que no estaba en su lista de atención habitual.
A punto de terminar su turno, la perrita la saludó efusivamente desde su jaula, generando una conexión inmediata. Aunque Smith no podía adoptarla en ese momento por un viaje inminente, la dulce mirada de Maya quedó grabada en su memoria.
Días después, Smith descubrió que Maya había sido incluida en la lista de eutanasia del refugio, debido a la falta de espacio. Este dato, sumado a la alarmante estadística de PETA sobre la cantidad de animales sacrificados cada año en EE UU, la impulsó a actuar.
Con ayuda de una compañera voluntaria, Maya fue rescatada temporalmente y esperó la vuelta de Smith para integrarse a su nuevo hogar de tránsito.
Durante semanas, Maya recibió tratamiento para el gusano del corazón y se adaptó perfectamente a la familia de Smith, incluyendo su gato Barry y su perra Margot.
Aunque Smith había ayudado a transitar a 54 animales anteriormente, la idea de dar en adopción a Maya se le hizo insoportable. La decisión final vino de su esposo, quien la sorprendió con el mejor regalo del Día de la Madre: la adopción oficial de Maya.
Con información de Agencias