El característico color rojo de Marte se debe a la presencia de óxidos de hierro en su superficie, que se forman cuando el hierro reacciona con el agua y el oxígeno.
Durante décadas, los científicos pensaron que estos óxidos se habían generado en condiciones secas tras la desaparición del agua en Marte. Sin embargo, nuevos análisis combinando datos de sondas espaciales y experimentos de laboratorio indican que la mayor parte del polvo marciano rojo proviene de ferrihidrita, un óxido de hierro que solo se forma en presencia de agua líquida. Esto sugiere que Marte adquirió su tonalidad roja mucho antes de lo estimado, cuando aún tenía agua en su superficie.
Desde la antigüedad, Marte ha sido reconocido por su llamativo color rojo. Los romanos lo asociaron con su dios de la guerra, mientras que los egipcios lo llamaron Her Desher, «el rojo». Durante décadas, las misiones espaciales han confirmado que este color proviene de la oxidación del hierro presente en las rocas marcianas, un proceso similar al que ocurre con el óxido en la Tierra. Sin embargo, la química exacta de estos óxidos ha sido objeto de debate, ya que entender cómo se formaron es clave para reconstruir la historia climática de Marte y evaluar si alguna vez fue habitable.
Hasta ahora, la hipótesis dominante sostenía que los óxidos de hierro en Marte, principalmente hematita, se habían formado en un ambiente seco, a partir de reacciones con la atmósfera marciana tras la desaparición del agua líquida. Pero un nuevo estudio de este año sugiere que el polvo marciano rojo se asemeja más a la ferrihidrita, un óxido de hierro hidratado. Este mineral se forma rápidamente en contacto con agua fría, lo que implica que Marte se oxidó cuando aún tenía agua en su superficie.
El hallazgo proviene de un equipo dirigido por Adomas Valantinas, investigador en la Universidad de Brown en EE.UU., quien comenzó este trabajo en la Universidad de Berna, Suiza, utilizando datos del orbitador TGO de la Agencia Espacial Europea (ESA). Para comprobar su hipótesis, los científicos recrearon polvo marciano en el laboratorio, triturando muestras de basalto con una máquina avanzada hasta obtener partículas del tamaño del polvo real de Marte, unas cien veces más finas que un cabello humano. Luego, compararon sus muestras con los datos espectrales recogidos por las sondas espaciales, identificando que la mejor coincidencia correspondía a la ferrihidrita.
El estudio contó con información de diversas misiones espaciales, incluyendo el orbitador Mars Express y el TGO de la ESA, el Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA y los rovers Curiosity, Pathfinder y Opportunity. Los datos de Mars Express ayudaron a identificar minerales ricos en agua en zonas polvorientas, mientras que el TGO permitió analizar cómo la composición del polvo variaba con la iluminación. Gracias a esta combinación de observaciones y experimentos, los científicos han demostrado que Marte no solo se volvió rojo antes de lo que se pensaba, sino que su coloración es una prueba directa de su pasado húmedo.
Este hallazgo no solo cambia la comprensión de la historia de Marte, sino que también podría tener implicaciones para la búsqueda de vida en el planeta. La ferrihidrita es conocida por su capacidad de preservar moléculas orgánicas, lo que significa que futuras misiones como el rover Rosalind Franklin de la ESA y la misión de retorno de muestras de Marte de la NASA-ESA podrían revelar pistas cruciales sobre la habitabilidad del planeta en el pasado.
Por ahora, el enigma del color rojo de Marte sigue siendo estudiado, pero este nuevo descubrimiento es un paso más a comprender cómo y cuándo el planeta perdió su agua, y con ello, su potencial para albergar vida.
Con información de Quo