Exfoliar la piel es una actividad que se debe hacer con frecuencia. Ésta debe incluirse en la rutina de belleza para limpiar a profundidad la piel y eliminar las células muertas.
Este procedimiento debe realizarse cuidando de no maltratar en exceso la dermis, y además, utilizando los productos adecuados para no causar irritación, por ejemplo.
¿Cuándo exfoliar la piel?
El procedimiento que debería formar parte de los hábitos de higiene, ayuda a eliminar las células muertas de la superficie externa de la piel.
Cuando la piel está seca o sin brillo es un buen momento para realizar una sesión de exfoliación.
Ella ayuda a que la piel esté suave, brillante, a renovarse, que respire y mejora la circulación de la sangre que está debajo de la piel.
Esta alternativa limpia en profundidad liberándola de impurezas y así potenciar la belleza de quien se lo realiza.
Expertos recomiendan que las personas de piel seca deben exfoliarse una vez a la semana; las pieles sensibles, cada diez días y probando antes en una pequeña zona del rostro poco visible.
En cuanto a las pieles grasas sin acné se pueden exfoliar una o dos veces por semana; pero si la piel es muy fina, se debe realizar cada quince días.
Ten presente
Al realizarse este procedimiento con los productos adecuados y la técnica correcta, es posible que este masaje active la circulación sanguínea.
Además, suaviza la textura de la piel, permitiendo que se vea más uniforme; incluso, según los expertos en el cuidado de la piel, previene el acné.
Por tanto, recurrir a exfoliaciones con cierta periodicidad es importante porque por un lado ayuda a estimular la regeneración celular que sucede en la dermis, y, a la vez, mejora considerablemente el aspecto y la luminosidad de la epidermis.
Hasta se usa para mejorar el aspecto de la piel dañada por el sol, disminuir arrugas, mejorar cicatrices de acné o varicela e incluso para decolorar o eliminar manchas.
En este sentido, las exfoliaciones periódicas estimulan al gen p53, un guardián de la piel frente al cáncer de piel.
De interés
Es muy importante que las células muertas caigan completamente de la piel, para mantenerla sana, visiblemente fresca, fina y unificada en un color suave y luminoso.
