Comprar el pescado fresco es el deseo de todos, pues nada satisface más que llevar a casa el mejor ingrediente para poder servir una excelente comida.
Si estás pensando elaborar algún plato con este ingrediente como protagonista, es indispensable que el pescado esté fresco para poder aprovechar todos los beneficios que aporta este alimento.
Saber escoger el pescado fresco
Es indispensable saber escoger bien porque no todo pescado es sano y hasta puede ser dañino para la salud.
Al momento de ir de compras debes saber que siempre será mejor adquirir el pescado que provenga de pesca sostenible y respetuosa del medio ambiente, y que no sea congelado.
Además, debe tener un olor fresco parecido al del agua salada, jamás debe oler mal; y sus ojos deben estar brillosos, no opacos.
Consejos
– Adquiérelos preferiblemente en mercados pequeños, conocidos, y dentro de lo posible, especializado solo en pescadería.
– No permitas que el vendedor escoja por ti. Observa cada pedazo y fíjate que es lo que buscas.
Generalmente un pescado fresco tiene la carne firme, elástica, y brillante. Para comprobarlo, presiona suavemente con los dedos, estos no deberían quedarse marcados.
En cuanto a las escamas, deben estar fijas y abundantes. El pescado que no está fresco pierde las escamas.
– Los ojos deben estar claros, brillantes y algo salidos de la cara. En caso de que se vean grises o nublados, es un indicativo de que no está fresco.
– Las agallas deben ser de color rojo intenso o rosado oscuro, jamás los compres si las agallas están de color marrón o grisáceo.
– El pescado fresco no tiene mal olor, no huele a pescado, sino que desprende un aroma a algas y mar; si es fuerte y hasta imposible de soportar, es una mala señal.
Con información de Diario 2001
