Una nueva terapia de luz infrarroja que toma sólo unos minutos cada día podría ayudar a los pacientes con demencia y otros trastornos cerebrales a mejorar su memoria y movimiento, revela un nuevo estudio experimental.
Esta alternativa podría implicar un cambio revolucionario en el tratamiento también en el caso de personas que padecen la enfermedad de Parkinson, lesiones cerebrales traumáticas o trastornos en las neuronas motoras.
Los investigadores de la Universidad de Durham en el Reino Unido llevaron a cabo la investigación, junto a un grupo de ingenieros de BSc Engineering que facilitaron el desarrollo tecnológico, encontraron que la terapia mejoró la memoria, la función motora y las habilidades de procesamiento. El equipo reveló en su documento que la terapia ayuda a estimular el flujo sanguíneo en el cerebro, abriendo así los vasos para que más oxígeno pueda llegar a la materia blanca en las profundidades del cerebro.
Por el momento, esta nueva tecnología no será económica. Los autores del estudio señalan en la propia investigación que cada casco cuesta algo más de 10 mil dólares, pero destacan la posibilidad de que los pacientes puedan completar los tratamientos en casa. Un participante sano en el ensayo, sin antecedentes de ninguna enfermedad cerebral, fue citado en el documento, valorando el uso del casco como “sencillo”. Usó el casco durante tres meses. En ese tiempo utilizó el dispositivo durante seis minutos por la mañana y otros tantos minutos por la noche, no necesariamente con dedicación exclusiva, en ocasiones mientras, por ejemplo, veía la televisión.
“Para empezar, tengo mala memoria y creo que a medida que envejeces no mejora, así que pensé en darle una oportunidad a la terapia. No estaba seguro de que hiciera una diferencia, pero luego de pasar por ella creo que sí. Después de unas semanas noté que mi patrón de sueño era mejor, me sentía más relajada y tenía más energía. No soy una persona de mal humor, pero mi hija menor dijo que yo no estaba tan malhumorada y mi gerente en ese momento solía reír y decir que la terapia debe estar funcionando porque no necesitaba escribir las cosas, podía recordarlas”, esa es la declaración que una de las participantes de 56 años, Tracy Sloan, reveló en la conferencia de prensa de presentación de la terapia.
¿Cuál es el secreto?
Los científicos realizaron pruebas de habilidades verbales, de memoria y motoras en los participantes antes y después de la terapia. El casco funciona enviando luz infrarroja desde 14 matrices de luces LED enfriadas por ventilador, dirigiéndolas al interior del cerebro a una longitud de onda de entre 1.060 y 1.080 nanómetros.
Entrega 1.368 julios de energía al cráneo durante cada ciclo de tratamiento, explican los científicos. Un julio equivale al trabajo necesario para producir un vatio de potencia continuamente durante un segundo
Esta acción ayuda a generar la mayor parte de la energía química necesaria para impulsar las reacciones bioquímicas de las células. Esto, a su vez, conduce a un aumento en el nivel de un compuesto orgánico llamado trifosfato de adenosina (ATP), que desciende notablemente en pacientes con demencia. El ATP proporciona energía para impulsar los procesos en las células vivas y ayudar a las células nerviosas a repararse.
“Mis hijos me miraban y me preguntaban sobre lo que tenía en la cabeza, pero pensé que si esto me ayudaba valía la pena. Era muy ligero de usar y se podía enchufar mientras se usaba. Me encantaría volver a usarlo porque sin duda me ayudó. Si la gente puede pagar algo como esto y hace que su calidad de vida sea mucho mejor, yo diría que definitivamente debería probarlo”, agregó Sloan en la presentación.
Los 14 participantes del estudio ingresaron al ensayo como adultos sanos mayores de 45 años, pero los expertos creen que el tratamiento innovador podría ayudar a quienes padecen una serie de afecciones cerebrales debilitantes. No se registró ningún efecto secundario adverso por usar el casco.
“Hemos demostrado lo que parecen ser mejoras reales en la memoria y otros procesos neurológicos para personas sanas cuando sus cerebros están expuestos a una longitud de onda específica de luz infrarroja durante períodos cortos y constantes. Si bien este es un estudio piloto y se necesita más investigación, hay indicios prometedores de que la terapia con luz infrarroja también podría ser beneficiosa para las personas que viven con demencia y vale la pena explorar esto”, señaló el coautor del estudio, Paul Chazot de la Universidad de Durham.
El mismo equipo de trabajo ya publicó documentos previos, lo mismo que una serie de investigadores de la Universidad de Nueva York, en estudios clínicos independientes que proporcionaron la primera evidencia de una mejora profunda y rápida en el rendimiento de la memoria en la demencia. “Sabemos que la luz infrarroja de longitudes de onda particulares puede ayudar a aliviar el daño de las células nerviosas, la carga de amiloide y la reducción del flujo sanguíneo en el cerebro, que son comunes en personas con demencia, por lo que podría usarse como una forma de terapia multimodal revolucionaria. Podría proporcionar una nueva estrategia de modificación de la demencia, con el potencial de aliviar muchos de los problemas graves que enfrentan las personas con la enfermedad y reducir la carga de sus cuidadores”, concluye Chazot.
Con información de La Patilla