Los lunares o nevos, como también se les conoce, son un tipo de crecimiento en la piel que se genera por la acumulación de células que producen el pigmento denominado melanocitos. Estos pequeños puntos marrones oscuros que aparecen, pueden cambiar con el tiempo, y hasta algunos pueden desaparecer.
¿Por qué salen los lunares?
Generalmente, los lunares son rosados, morenos o marrones; pueden ser planos o elevados; redondos u ovalados; y de un tamaño no mayor a la borra de un lápiz.
Tipos según su apariencia y riesgo
Existen cuatro tipos comunes:
1. Lunares congénitos: Están presentes al nacer o aparecen durante el primer año de vida. Pueden ser pequeños, medianos, grandes o gigantes, según su tamaño. Los lunares grandes y gigantes son poco frecuentes y tienen mayor probabilidad de malignizar.
2. Lunares adquiridos: Se desarrollan durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Suelen ser redondos u ovalados, con bordes bien definidos y un color uniforme que va del negro al rosado. Están relacionados con la exposición al sol y la genética.
3. Lunares displásicos: Tienen una forma irregular, un tamaño mayor a 6 milímetros y varios colores. Suelen aparecer en personas con antecedentes familiares de melanoma o con muchos lunares. Tienen mayor riesgo de convertirse en cáncer de piel.
4. Lunares Spitz: Se asemejan a pequeñas protuberancias, normalmente de color rosa. Suelen aparecer en niños, niñas y adolescentes, sobre todo en la cara. Aunque son benignos, pueden confundirse con melanomas.
Con información de 2001