La gira de conciertos que convirtió a Taylor Swift en multimillonaria finalizó el fin de semana, pero ya ha dejado un impacto duradero en la economía global.
La superestrella del pop, cuya última actuación de “The Eras Tour” fue en el BC Place Stadium de Vancouver, Columbia Británica, emergió como un titán de los negocios después de 152 conciertos en 51 ciudades. Se convirtió en la gira con mayores ingresos de todos los tiempos, con una ganancia estimada en US$ 2.200 millones.
En Estados Unidos, los asistentes a los conciertos gastaron casi lo mismo que los aficionados al fútbol americano en el Super Bowl: un promedio de US$ 1.300 en viajes, hoteles, comida y productos, según la Asociación de Viajes de Estados Unidos. Pero el Super Bowl es sólo un partido y tiene dos semanas de marketing y promoción, mientras que la gira de Swift llegó a 23 ciudades en 62 noches a lo largo de unos cinco meses, informó CNN en español.
Según un cálculo de la empresa de encuestas Question Pro, los Swifties gastaron aproximadamente US$ 5.000 millones en Estados Unidos. Pero esa cifra solo tiene en cuenta el gasto directo, según la Asociación de Viajes de Estados Unidos y podría superar los US$ 10.000 millones si se tienen en cuenta los gastos indirectos y las compras que realizan personas que no tienen entradas fuera del recinto.
Ese poder adquisitivo fue parte del “Efecto Taylor Swift”, que los analistas del sector de viajes calificaron como un “ fenómeno hotelero”.
Las zonas del centro de las ciudades experimentaron un mayor tráfico y tasas de ocupación debido a la afluencia de visitantes. Los fans de Swift solían prolongar sus estancias en ciudades que albergaban varios espectáculos, lo que aumentaba aún más los ingresos locales.
“Estos eventos han tenido un importante efecto revitalizador en los sectores turísticos locales y en los centros urbanos que aún luchan por los efectos de la pandemia”, informó el Centro de Empleo y Economía de California.