El hallazgo de cinco cadáveres en un basurero clandestino, tras la desaparición de los integrantes del grupo Fugitivo en Reynosa, despejó las dudas sobre el paradero de los músicos mexicanos.
El jueves, el Gobierno de Tamaulipas confirmó en redes sociales la localización de cinco “cuerpos sin vida, que por las características preliminares pudieran corresponder a las personas no localizadas”.
Horas después, la Fiscalía informó que los cadáveres correspondían a las víctimas que, el domingo pasado encontraron la muerte cuando se suponía que irían a un concierto privado que nunca se produjo.
Los familiares de los jóvenes artistas perdieron sus rastros desde el pasado domingo, cuando los miembros de la agrupación se dirigían a una presentación privada en la colonia Riveras de Rancho Grande.
Esta semana, los colectivos por los desaparecidos denunciaron que el evento fue en realidad una emboscada para secuestrarlos. “En esta ocasión era realmente una coartada para llevárselos”, aseguró esta semana Edith González, del colectivo Amor por Desaparecidos, en entrevista con Milenio.
Según su testimonio, cinco músicos acudieron a una dirección para tocar, pero resultó ser una zona abandonada.
Otro integrante habría llegado más tarde a la misma zona, pero ya no encontró a sus compañeros y, cuando intentó contactarlos, la llamada le caída directamente al buzón. El mismo domingo en la noche se localizó la camioneta en la que se trasladaban, pero en una colonia distinta a la dirección a la que habían acudido a presentarse.
El titular de la Fiscalía de Tamaulipas, Irving Barrios Mojica, detalló que hay nueve personas detenidas por el crimen, presuntamente vinculadas con la facción Los Metros, una célula del Cartel del Golfo en esa territorio.
