Verónica Castro cerró toda posibilidad de regresar a la actuación con una declaración categórica: «Yo creo que no tengo la edad ni la energía para salir adelante y volverlo a trabajar, no quiero decir mentiras». La protagonista de Los ricos también lloran enfatizó que su carrera fue «un sueño precioso, que lo viví, lo gocé… y yo creo que no regresaría».
Esta postura refleja su deseo de no defraudar al público que la recuerda en su esplendor, rechazando reposiciones forzadas o proyectos que empañen su memoria artística. Su decisión nace del respeto a su historia y a quienes la admiraron.
Para Castro, retirarse en plenitud es un acto de coherencia: «Sería incorrecto de mi parte regresar a hacer algo que no estuviera bien o hacer las mismas cosas para repetir, ni para un refrito mal hecho».
La actriz prefiere conservar la imagen imborrable de sus personajes icónicos antes que ceder a la nostalgia. Reflexionó sobre los cambios generacionales en la industria, destacando cómo «las nuevas generaciones llenan estadios» sin juzgar si son mejores o peores, sino reconociendo la evolución natural del espectáculo.