Tres años después de su separación, Shakira y Gerard Piqué han dado un paso crucial para zanjar sus asuntos pendientes. La cantante y el exfutbolista cerraron la venta de una de las tres propiedades que conformaban su complejo residencial en Esplugues de Llobregat, Barcelona, en una transacción que superó los tres millones de euros.
La operación de venta se vio retrasada durante años por las evidentes diferencias entre la expareja. Mientras que Shakira deseaba un precio de salida cercano a los 12 millones, Piqué se inclinaba por una cifra más modesta de entre 6 y 10 millones, lo que causó un estancamiento en las negociaciones que por fin se ha logrado superar.
Con la venta de esta propiedad, la cual estaba sin terminar, aún quedan dos residencias principales por vender. Ambas, con una gran extensión de terreno, permanecen en el mercado por un precio conjunto de 10,99 millones de euros. Las casas cuentan con todas las comodidades de lujo, incluyendo gimnasio, estudio de grabación y piscinas interior y exterior.
El proceso de venta de las dos viviendas restantes se está llevando de manera discreta y privada, sin anuncios públicos. La operación está siendo gestionada por una sociedad administrada por el padre de Piqué, Joan Piqué, un empresario con una amplia experiencia en el sector inmobiliario y con los contactos necesarios para manejar la venta fuera del foco mediático.