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jueves 20, marzo 2025
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PROBLEMAS VIEJOS Y COSTOSOS

|| Ramón Guillermo Aveledo

Demagogia es la “práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular”, degeneración de la democracia en la que políticos inescrupulosos “mediante concesiones o halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos tratan de conseguir o mantener el poder”. Halago es adulación. Adular es “Hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro”. En la adulación hay siempre engaño. Simular un aprecio inexistente o se exagera uno que es escaso, con el fin de obtener provecho del otro. En el capítulo “De la estafa y otros fraudes”, el Código Penal, artículo 464, establece pena para “El que con artificios o medios capaces de engañar o sorprender la buena fe de otro, induciéndole a error, procure para sí o para otro un provecho injusto con perjuicio ajeno…”

La demagogia es una estafa. A la sociedad o a un grupo de ella. Se dice a las gentes lo que quieren oír, se les halaga, se muestra como “ellos”, “villanos” de la trama fraudulenta escenificada, te desprecian y utilizan, cuando en realidad es quien manipula los “sentimientos elementales” de las personas es el demagogo(a).

El invento es antiquísimo. Hace como dos mil cuatrocientos años, en La Política, Aristóteles dedica abundantes reflexiones a la demagogia, junto a la tiranía y a la oligarquía las tres desviaciones de los gobiernos, pues en ninguna se “piensa en el interés general”. Suya es la idea de que “el demagogo y el adulador tienen una manifiesta semejanza: Ambos tienen un crédito ilimitado; el uno cerca del tirano, el otro, cerca del pueblo corrompido”. La corrupción a la que se refiere no necesariamente es por plata o favores. Corrupción es todo deterioro en los valores, usos y costumbres. Las pasiones, sobre todo si desbordadas, son corruptoras. Exacerbarlas para explotarlas ha sido de los trucos predilectos de la demagogia.

“Los demagogos –dice Aristóteles- solo aparecen allí donde la ley ha perdido la soberanía”. Detalla casos históricos ilustrativos del daño que hace la demagogia en la antigua Grecia. “Casi todos los antiguos tiranos empezaron por ser demagogos”.

A la ética, precisamente, dedicará porción sustancial de su pensamiento. En Gran Ética leemos que ésta es “…una parte de la Sociología o la Política. Porque, en el plano de las relaciones sociales o políticas entre los hombres, no se puede hacer nada sin que haya en el hombre un carácter o cualidad moral”. Y en su Ética Nicomaquea nos insiste en que es necesario obrar según la recta razón y que el justo medio es la virtud moral pues se encuentra equidistante de los extremos viciosos del exceso y el defecto. Pero advierte que la virtud en general no es suficiente, hay que procurar que “nuestra teoría esté de acuerdo con los casos particulares”.  Por ejemplo: “La fortaleza o valentía es un término medio entre el miedo y la audacia”. Si al exceso de temor que inhibe o paraliza se le llama timidez o cobardía, al exceso de audacia, ausencia de temor, se le llama temeridad que es insensatez, irreflexión, imprudencia.

La demagogia y la falta de ética en los líderes, anótese, la pagan, principalmente, los pueblos.

 

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