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miércoles 4, diciembre 2024

VIVE LA NOTICIA A TRAVÉS DEL DIARIO LÍDER DEL ESTADO ARAGUA Y LA REGIÓN CENTRAL DEL PAÍS

CECILIO ACOSTA

||Ramón Guillermo Aveledo

La modesta casa de San Diego de Los Altos me conmovió desde la primera visita, era un niño y mi padre me llevó a conocerla. La austeridad de los ambientes, podía sentirse en el ambiente la vida signada por las limitaciones que se había desarrollado entre sus paredes, a cargo de su madre viuda cuando el mayor de sus cinco hijos, de nombre Cecilio Acosta, nacido allí en febrero de 1818 tenía diez años apenas.

“Lo que supo, pasma” dijo de él José Martí, “Cuando tenía que dar, lo daba todo: y cuando nada ya tenía, daba amor y libros”. Una “de las personalidades más admirables y en alguna medida más desconcertantes del siglo diecinueve venezolano” escribe su biógrafo Oscar Sambrano Urdaneta, académico de la Lengua e intelectual notable, de seguro por su condición de prócer de la paz en una centuria singularmente violenta. Y es que Acosta fue, según nuestro maestro contemporáneo Luis Ugalde, “admirado en diversas áreas y disciplinas intelectuales y respetado como cristiano justo, sabio y humilde”. De la obra de su pluma, fecunda en la política, la jurisprudencia, la historia, la economía, la literatura y la filosofía, opta por destacar el académico de las Historia y de las Ciencias Políticas y Sociales, sus visionarias reflexiones sobre la educación, cuestión que sigue interpelándonos a los venezolanos de hoy. Abogaba Don Cecilio en aquel país pobre y más empobrecido aún por guerras y revoluciones, por una estrecha relación mutuamente enriquecedora entre sistema educativo y sistema productivo.

“Si la república consiste en que la acción y protección de las leyes alcancen a todos y en que de todos sean los derechos políticos activos y pasivos” se pregunta en su reclamo al sectarismo partidista de 1877 ¿Por qué aparecer como apóstoles de un sistema de exclusión?” Finaliza el Septenio de Guzmán Blanco y el Congreso elige como su sucesor a su candidato Linares Alcántara, para volver dos años después. Atención que gobiernan los Liberales, es decir aquellos cuyos principios defiende, pero no sus prácticas, esas las critica con serena valentía.

El odio político es el cáncer social del presente y el futuro, confundir “la idea con la persona”, porque “no hemos querido entrar verdaderamente en las prácticas republicanas” escribe en 1868.

Los méritos y la virtud ciudadana de los servidores distinguidos a la sociedad, premia la Gobernación de Miranda, desde 1971, con la Orden Cecilio Acosta. Un nombre que enaltece y compromete.

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