Cardo Mariano, boldo, sábila, diente de león, cúrcuma y alcachofa son algunas de las opciones naturales para eliminar toxinas.
El hígado es el órgano encargado de eliminar sustancias tóxicas que podrían llegar a la sangre. Pero un exceso de alimentos grasos, y también la medicación y la contaminación ambiental, pueden provocar que nuestro hígado se sobrecargue.
Se pueden hacer curas depurativas que ayudan a limpiar el hígado y a eliminar mejor las sustancias tóxicas.
Pero también podemos ayudarnos de las plantas medicinales para prepararnos infusiones que estimulan la función del hígado.
De hecho, determinadas plantas pueden actuar de diferentes maneras: aumentando la secreción de bilis o facilitando su expulsión de la vesícula, ayudando a regenerar las células del hígado o reduciendo la inflamación del tejido hepático, por ejemplo.
Estas plantas, normalmente de sabor amargo, pueden ayudar a aliviar los trastornos hepáticos, según explica el portal Cuerpomente.
Cardo Mariano
La semilla del cardo mariano contiene silimarina, una sustancia hepatoprotectora. Es bueno para regenerar el tejido del hígado en hepatitis agudas y leves, también para el tratamiento de la insuficiencia hepatobiliar y la ictericia, pues ayuda a la desintoxicación, y en fases iniciales de cirrosis por abuso de alcohol.
Las hojas tiernas sin espinas y los corazones del fruto se pueden comer crudos en la ensalada, como hacen algunos pueblos del Sahara. También se puede tomar en infusión o decocción, a razón de tres tazas diarias; o de 0,5 a 3 g diarios de extracto seco estandarizado que contenga un 70-80 % de silimarina.
Consulta con el médico si estás tomando medicamentos antidepresivos o hepáticos.
Boldo
El boldo es un gran remedio digestivo y su mayor virtud es, sin duda, que estimula la producción de bilis, de ahí su capacidad hepatoprotectora y digestiva. También se utiliza como antiinflamatorio, analgésico, y diurético.
Existen preparados de farmacia en gránulos o polvos digestivos, pero la forma más habitual de tomarlo es la tisana, para la que se utilizan sus hojas aromáticas. Su sabor es muy agradable. El aceite esencial puro no debe tomarse vía interna.
Cúrcuma
La cúrcuma, una de las especias con las que se elabora el curry, tiene un sabor cálido, muy discretamente amargo y aromático. Tanto en la cocina como con fines medicinales se utiliza su raíz, rica en curcuminoides, unas sustancias desintoxicantes y protectoras del hígado.
Es antiinflamatoria, favorece la eliminación de carcinógenos y reduce los trastornos hepáticos degenerativos. Se consume de 500 a 1.000 mg al día de extracto, después de las comidas.
Alcachofa
La cinarina, un componente químico biológicamente activo de la alcachofa, tiene un efecto hepatoprotector.
Ayuda a recuperar las funciones de filtraje del hígado tras una intoxicación o trastorno hepático como pueden ser hepatitis, cirrosis, ictericia, etc.
Es rica en minerales, oligoelementos y un ácido denominado cinarina que fluidifica la bilis y ayuda a emulsionar las grasas.
Se usan las hojas, muy amargas, ricas en cinarina. Podemos utilizar las hojas de las alcachofas que compramos y sus rabos más largos. De 6 a 10 g de polvo de hojas, antes de las comidas.
Diente de león
El diente de león es otra gran planta. Su acción terapéutica se debe a su riqueza en flavonoides y terpenoides. Es más diurético y depurativo que regenerante, por lo que es más adecuado para realizar curas detoxificantes, mejorar el estreñimiento y eliminar líquidos.
Se puede tomar en forma de extracto seco (500 a 2.000 mg), líquido (15 a 20 gotas tres veces al día) o decocción (2 o 3 tazas diarias, tras las comidas).
Sábila
La sábila o aloe vera aporta nutrientes óptimos para el hígado y participa en la neutralización de radicales libres y la respuesta inflamatoria. Se disuelven de 10 a 30 ml diarios en agua o zumo para su consumo.