El árnica es una de las plantas más utilizadas en la elaboración de ungüentos y cremas orgánicas para aliviar el dolor de las lesiones musculares, por lo que este artículo trata de cómo elaborar una crema de árnica casera.
Existen varias fórmulas que pueden aportar efectos similares por un precio más económico. Su efectividad se debe a su potente acción analgésica y antiinflamatoria que puede reducir el tamaño de los hematomas mientras calma el dolor y evita las infecciones.
Con todo, recuerda que este remedio es para ayudarte a aliviar los síntomas, no un tratamiento. Si tienes un esguince, por ejemplo, debes ir al médico para que te cure. La crema de árnica puede ayudarte después a sobrellevar mejor la convalecencia, pero por sí sola no te va a curar.
Beneficios de la crema de árnica
El árnica es una planta pequeña con flores amarillas, que son las que se utilizan para diversos fines medicinales.
La mayoría de los tratamientos que se elaboran para aprovechar sus propiedades están diseñados para la cicatrización de la piel, la disminución de moretones y el alivio de diversas dolencias donde están implicados los músculos.
El árnica se extrae de una flor y tiene propiedades medicinales. Esto se debe a que, de acuerdo con algunos estudios, tiene ciertos efectos en la circulación sanguínea, lo que podría ayudar a acelerar el proceso de recuperación de varios tipos de lesiones.
Además, según diversos estudios, también cuenta con una acción antibiótica que, al ser aplicada de forma local, puede ayudarnos a combatir varios microorganismos para prevenir el desarrollo de infecciones.
Entre sus principales usos cabe destacar:
- Alivio de golpes o contusiones para prevenir la aparición de hematomas y chichones.
- Antiinflamatorio natural para aliviar las ampollas y el dolor.
- Remedio contra los desgarros y dolores musculares.
- Complemento para los esguinces y luxaciones.
- Calmante para la artritis reumatoide.
Ingredientes
- ½ taza de árnica seca (250 g).
- ¼ de taza de cera de abejas rallada (62 g).
- ¼ de taza de manteca de cacao (62 g).
- ⅔ taza de aceite de almendras dulces o semillas de uva (156 g).
- ¼ de cucharadita de bórax (1,2 g).
- ¼ de taza de agua destilada (62 ml).
Preparación
- En un recipiente que sea resistente al calor, pon a calentar al baño maría el aceite con el árnica seca durante media hora.
- Filtra las flores a través de una tela o malla y desecha los restos.
- Toma media taza de la infusión de aceite, agrégale la cera de abejas y la manteca de cacao, y déjala derretir a fuego bajo.
- En otro recipiente, mezcla el bórax en el agua y ponlo en el fuego hasta que se caliente bien.
- Cuando ambas mezclas estén en su punto, viértelas en un solo recipiente, teniendo mucho cuidado porque puede haber una reacción burbujeante.
- Revuelve con cuidado y asegúrate de dejar todo bien mezclado.
- Déjala reposar y luego bátela un par de minutos para lograr una consistencia cremosa.
- Introduce la crema de árnica casera en un frasco hermético y almacénala en un lugar oscuro.
Modo de aplicación
- Toma con las manos una pequeña cantidad de la crema y aplícala para masajear la zona afectada.
- Recuerda que no debes aplicarla si la piel está abierta.
- Úsala las veces que sea necesario.
Almacenada en buenas condiciones, esta crema de árnica casera puede durar en perfectas condiciones entre 3 y 6 meses.
Como puedes ver, es muy fácil elaborar en casa una crema natural de árnica para desinflamar y aliviar las lesiones musculares. Además, todos sus ingredientes se pueden adquirir en tiendas herbolarias o naturistas fácilmente.
Al tratarse de un producto natural sus efectos pueden demorarse un poco más en comparación con los tratamientos farmacológicos; sin embargo, vale la pena probarla porque es muy segura y tiene beneficios adicionales para la piel. Si el problema persiste acudas a tu médico o a la farmacia para que te recomienden un tratamiento más fuerte.