Los lavados nasales son esa solución rápida que los papás pueden poner en práctica para ayudar a que los niños que están congestionados puedan respirar mucho mejor.
La mayoría de los bebés no saben respirar por la boca, por eso cuando tienen mocos respiran con mucha dificultad, razón por la cual los pediatras recomiendan recurrir a los lavados nasales.
Lavados nasales
Los lavados de las fosas nasales con solución fisiológica ayuda a eliminar mocos y alivia el malestar que puede estar sintiendo el pequeño.
Este procedimiento ayuda a limpiar el polen, el polvo y otros residuos de los conductos nasales de los infantes. También añade humectación en la zona.
¿Cuántas veces se puede realizar?
Expertos indican que el suero fisiológico es “el pañuelo” de los niños pequeños que aún no saben sonarse la nariz.
Partiendo de ello, resulta fácil entender la respuesta a esta pregunta. Hay que hacer tantos lavados nasales como sean necesarios para que el niño esté más cómodo y respire mejor.
Cabe acotar que no es recomendable usar con tanta frecuencia los aspiradores de secreciones; pues la presión de succión que producen puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar la mucosa.
Por tanto, es mejor limitar su uso a una o dos veces al día, solo si hay mucho moco para aspirar y sin hacerlo de forma brusca.
Importante
Cualquier método es igual de eficaz para limpiar la nariz con suero fisiológico si se realiza correctamente. No obstante, debes cuidar no utilizar el mismo envase catarro tras catarro, porque favorece su contaminación por gérmenes.
También es importante que cada niño tenga su propio dispositivo, para intentar que no se pasen los virus de uno a otro.
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Recomendaciones
Los lavados nasales no suelen gustar a los niños, por lo que a veces hay que hacer auténticas “llaves” para poder sujetarlos.
– Es sugiere realizar los lavados antes de dormir y antes de alimentar a los bebés. Suele ser suficiente con 1,5-2 ml en cada fosa nasal en niños pequeños y hasta 5 ml en niños mayores.
– El suero debe estar a temperatura ambiente para que la sensación sea menos desagradable para el pequeño.
¿Cómo hacerlo?
Se puede recostar al niño (boca abajo o boca arriba, como mejor se le sujete), procurando girarle la cabeza hacia un lado e intentando que no se eche hacia atrás.
Cuando esté bien sujeto, se echa el suero fisiológico por el orificio que queda arriba, con determinación.
Tras esta maniobra, sobre todo si está boca arriba, se le puede sentar para favorecer la expulsión de las secreciones.
Luego, se repite la maniobra para echar el suero en el otro orificio nasal, girándole la cabeza hacia el lado contrario.
Si la nariz está muy obstruida, se puede echar un poco de suero, masajear para reblandecer y volver a echar más suero.
Los niños mayores son capaces de realizarse los lavados ellos mismos, inclinando la cabeza hacia un lado y posteriormente al contrario, y echando el suero por el agujero nasal que queda más arriba.
Parte de los mocos los expulsarán y otra parte se los tragarán, que, por otro lado, es normal.
Con información de Diario 2001