El 40% de la población global duerme mal, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, dormir bien es un protector de la salud. Disminuye el riesgo de enfermarse y brinda la energía necesaria para encarar las actividades del día.
De acuerdo al doctor Daniel Pérez Chada, director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, “en los últimos 50 años, se ha perdido el 25% de las horas de sueño. Con la pandemia por el coronavirus, se alteraron aún más los hábitos del sueño, el uso de la luz artificial y los problemas de estrés, más personas tienen problemas para dormir y descansan menos horas”.
Y es un problema que se normalizó. La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y la Sociedad de Investigación del Sueño de Estados Unidos en un consenso entre ambas entidades declararon: “Los adultos deberían dormir 7 horas o más por noche de forma regular para promover una salud óptima”.
El doctor Joaquín Diez, especialista en psiquiatría y medicina del sueño, explicó que “la necesidad de sueño varía con la edad y con los factores genéticos, haciendo que dos personas de la misma edad necesiten diferente cantidad de sueño. La recomendación es para un adulto entre 7 a 9 horas, para un adolescente entre 8 a 10 y para un niño escolar de 9 a 11 h″.
Qué ocurre cuando se duerme menos de lo recomendado
El doctor Pérez Chada explicó: “En estos casos hay una sobreadaptación a dormir menos horas, pero la persona no se acostumbra”, señaló. “Durante las horas de sueño, se segregan hormonas, se consolida la memoria, se favorece el proceso del sistema inmune, entre otros beneficios”, agregó el especialista.
La falta de sueño le puede pasar factura al cuerpo. Las investigaciones han descubierto efectos negativos a corto y largo plazo de la privación de sueño, lo que demuestra que el organismo no se adapta a la falta de descanso.
Con el tiempo, el sueño insuficiente puede causar estragos en diversos aspectos de la salud, incluyendo el metabolismo, el sistema cardiovascular, el sistema inmunitario, la producción de hormonas y la salud mental.
Sin embargo, hay muchas personas que duermen poco y no sienten que les haga mal. ¿No los perjudica?
El doctor Diez explicó: “El impacto de la falta de sueño no siempre se percibe. Una sola noche de mal descanso puede reducir la capacidad de concentración, toma de decisiones y memoria, lo que afecta negativamente el rendimiento laboral o académico, pero muchos no identifican estos signos con la falta de sueño”.
Y añadió: “A su vez, puede provocar irritabilidad, ansiedad, desgano, cambios de humor y disminuir la calidad de vida en general, ya que puede afectar el equilibrio emocional y la capacidad de manejar el estrés. A su vez, puede impactar en otras partes del organismo, pues el sueño no es solo del cerebro, todo el cuerpo duerme, y dormir poco sabemos que afecta distintos sistemas”, advirtió el experto.
Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y la Sociedad de Investigación del Sueño, dormir más de 9 horas por noche de forma habitual puede ser adecuado para adultos jóvenes, personas que se están recuperando de una falta de sueño y personas con enfermedades. “Las personas preocupadas por dormir muy poco o demasiado deberían consultar con su médico”, recomendaron.
Con información de Infobae