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sábado 23, noviembre 2024

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¿Es peligroso tener las defensas bajas? Conoce los síntomas y causas

La función principal de nuestro sistema inmunitario es proteger al cuerpo contra las infecciones causadas por virus, bacterias, hongos o parásitos. Cuando las defensas están bajas, el organismo se vuelve menos capaz de combatir las agresiones.

La debilidad de las defensas puede ser momentánea, porque atravesamos episodios de estrés, por ejemplo; pero también puede ser crónica, como sucede en el sida. Si bien ambos casos afectan el bienestar, es claro que el segundo representa mayor riesgo, pues las infecciones contraídas podrían ser muy severas.

También sucede que las defensas bajas se asocian con una recuperación más lenta de los problemas de salud. Ello repercute en lo cotidiano, causando fatiga, reduciendo la productividad y disminuyendo la calidad de vida.

¿Qué pasa en tu cuerpo cuando tienes defensas bajas?

Decimos que alguien tiene las defensas bajas cuando su sistema inmunitario, compuesto por células, tejidos y órganos, no logra combatir adecuadamente los virus, las bacterias y otros agentes externos que causan enfermedades. Se trata de una situación que tiene consecuencias negativas para la salud.

Las personas con defensas disminuidas suelen experimentar infecciones frecuentes, como resfriados, gripes e infecciones urinarias. Los episodios se repiten y pueden ser difíciles de resolver con los tratamientos habituales.

El sistema inmunitario participa en la reparación de los tejidos y en el mantenimiento de los órganos. Por lo tanto, un problema en sus funciones se traducirá en fatiga constante, con cansancio extremo, incluso después de haber descansado adecuadamente. Del mismo modo, las heridas o lesiones tardarán más tiempo en cicatrizar.

Síntomas que indican un problema

Algunas señales pueden indicarte que hay problemas con tu sistema inmunitario y que tu cuerpo está sufriendo cambios por las defensas bajas. Entre ellas, las más importantes son las siguientes:

  • Diarrea crónica.
  • Fiebre frecuente.
  • Caída del cabello.
  • Cansancio permanente y excesivo.
  • Manchas en la piel y heridas que no cicatrizan.
  • Sangrado de encías al comer alimentos duros o durante el cepillado.
  • Infecciones en repetición como amigdalitis, brotes de herpes labial, resfriados y gripe.

¿Por qué bajan las defensas?

La debilidad del sistema inmunitario puede ser el resultado de varios factores. Algunos ocasionan un efecto más leve y temporal, como los hábitos poco saludables, mientras que otros (ciertas enfermedades) son peligrosos porque ponen en riesgo la vida.

Entre los hábitos perjudiciales para tu sistema inmunitario se encuentran los siguientes:

  • Consumo de tóxicos con frecuencia, como el tabaco y el alcohol.
  • El sedentarismo y dedicar pocas horas semanales al ejercicio físico.
  • Mala higiene del sueño, como dormir pocas horas o padecer insomnio.
  • Atravesar épocas de estrés, lo que nos hace más susceptibles a las infecciones.
  • Una dieta pobre en nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales. Sobre todo, si carece de suficiente vitamina C, zinc y selenio.

También hay enfermedades que, específicamente, tienen un mecanismo de acción que disminuye nuestras defensas. Es lo que sucede con el sida o con algunas condiciones raras, como la inmunodeficiencia combinada severa.

No obstante, existen otros trastornos de la salud que, de manera indirecta, reducen la capacidad del sistema inmunitario. Por ejemplo, la anemia, la malaria, la diabetes, la leucemia, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico.

¿Qué hacer si tenemos las defensas bajas?

Si un profesional de la salud nos confirma que tenemos problemas con el sistema inmunitario, deberemos poner en marcha algunas estrategias para reducir el riesgo de enfermar.Además, varias de estas medidas serán útiles para intentar que las defensas vuelvan a la normalidad.

Los consejos fundamentales en esta situación son los siguientes:

  • Asegúrate de dormir entre seis y ocho horas cada noche.
  • Evalúa con tu médico la suplementación con vitaminas omega-3, zinc o selenio, de acuerdo a tu caso.
  • Practica técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, o asiste a terapia psicológica para manejo del estrés.
  • Mantén una buena higiene personal. Lava tus manos frecuentemente, cepilla tus dientes y revisa las zonas de tu piel expuestas a heridas.
  • Incluye en tu dieta alimentos ricos en micronutrientes esenciales, como frutas (naranjas y kiwis, sobre todo), verduras, nueces, almendras y granos integrales.
  • Haz la actividad física moderada y regular que te permita tu médico. En ciertas situaciones, habrá límites que respetar, ya que un exceso de ejercicio puede debilitar más las defensas.

Con información de Mejor con Salud

 

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