Los amigos imaginarios suelen ser comunes en la primera infancia, y esto no significa que el niño se sienta solo o no tenga amigos reales.
Aunque en algunos casos, los niños recurren a estas relaciones como un refugio seguro para probar sus aptitudes sociales en dinámicas de grupo y estrategia de comunicación.
¿Qué son los amigos imaginarios?
Son personajes ficticios creados en la imaginación de los niños, y a los que suelen asignar un papel tutelar o lúdico.
Los niños utilizan este recurso como una herramienta para protegerse ante lo externo. Estos amigos surgen de manera espontánea en la infancia y desaparecen naturalmente con la edad.
Se desconoce la causa del por qué algunos niños entre los 2 y los 7 años de edad tienen esta fantasía. Sin embargo, se considera un fenómeno normal en la infancia, además, se relaciona con una creatividad elevada y alta sensibilidad.
¿Tiene que ver con carencias?
Tal como indicamos, no existe una causa clara acerca del por qué ocurre, no obstante, quienes han estudiado el tema señalan que esto no tiene nada que ver con compensar carencias afectivas.
Esto forma parte del juego simbólico en los niños y de su capacidad de realizar representaciones mentales y jugar con ellas.
Por tanto, si como padres observan este tipo de juegos en sus hijos y estos son felices, no deben preocuparse. Ahora bien, si observan que el amigo imaginario le produce malestar e inquietud, deben consultar con el pediatra o buscar ayuda psicológica.
Su importancia
Expertos en el cuidado infantil señalan que el juego simbólico es esencial para el desarrollo de las habilidades cognitivas, lingüísticas, emocionales y sociales, y el amigo imaginario forma parte de ese juego simbólico.
Es decir, este ayuda con el bienestar emocional de los niños, ya que se considera que el niño que crea en su fantasía un amigo tiene mayor capacidad de comprender las emociones y las creencias de los demás.
En este sentido, se cree que este niño tiene mayor capacidad de empatía, lo que le va a facilitar su interacción social. También, va a desarrollar más su lenguaje interior, lo que favorece un mejor desarrollo de sus capacidades lingüísticas y narrativas.
Con información de Diario 2001