A diferencia del ghosting, donde la otra persona desaparece sin dejar rastro, esta tendencia reciente se caracteriza por una “presencia-ausencia”, dijo la psicóloga Sol Buscio a La Nación. Se trata de una forma de desvinculación emocional que no termina de concretarse, pues el vínculo se rompe en lo cotidiano, pero persiste en lo virtual.
La persona que lo ejerce el orbiter no responde mensajes ni llamadas, pero sigue observando historias en Instagram, da me gusta en publicaciones o incluso comenta fotos, prolongando una ambigüedad que confunde y desgasta emocionalmente a quien lo padece.
Para muchas personas jóvenes, particularmente dentro de la generación Z, esta forma de contacto intermitente representa una fuente constante de ansiedad. La presencia digital del orbiter, pese al silencio comunicativo, alimenta una ilusión de continuidad que activa en la víctima lo que Buscio llama “el mundo de la fantasía, la imaginación y la ilusión”.
La reiteración de likes, reacciones o visualizaciones de contenido puede ser interpretada como un intento de retomar el vínculo, cuando en realidad no hay intención concreta de reconectar.
El fenómeno no se limita únicamente a las relaciones románticas. Según los textos analizados, también aparece en vínculos amistosos y familiares, generando una dinámica que, aunque pueda parecer inofensiva, termina afectando el bienestar emocional de quienes la sufren.
En palabras de Persia Lawson, experta en relaciones personales entrevistada por la BBC, el orbiting se asemeja a “tener un pie adentro y el otro afuera”, una forma de mantener las puertas abiertas sin asumir responsabilidades emocionales reales.
Estudios recientes como el elaborado por la aplicación de citas Hinge en febrero de 2024 muestran que este tipo de dinámicas no son triviales. El informe reveló que:
- Dos de cada tres personas que usan aplicaciones de citas observan el tiempo de respuesta como indicador de interés.
- El 56% admite haber sobreanalizado el lenguaje digital de una pareja potencial.
- Tres de cada cuatro consideran que iniciar una conversación es una señal clara de compromiso.
Estos datos refuerzan la idea de que el lenguaje digital, aunque parezca banal, tiene un impacto significativo en las emociones de las personas.
Con información de Infobae