Cada semana se reportan miles de casos de personas que descubren cargos no autorizados en sus cuentas bancarias. El motivo, en muchos casos, es la clonación de tarjetas, un fraude que se produce en segundos y que afecta tanto a usuarios en América Latina como en Europa.
La clonación de tarjetas es una forma de fraude que consiste en copiar la información contenida en la banda magnética o chip de una tarjeta bancaria, ya sea de débito o crédito, para luego utilizarla de manera ilícita.
Este procedimiento se puede realizar con dispositivos conocidos como skimmers, que capturan los datos sin necesidad de retirar físicamente la tarjeta de la víctima.
Los skimmers pueden instalarse de forma discreta en cajeros automáticos, terminales de punto de venta (POS), estaciones de servicio y otros lugares donde los usuarios introducen sus tarjetas.
Una vez recolectada, la información es transferida a una tarjeta falsificada o utilizada para realizar compras en línea sin autorización del titular.
Prevención y recomendaciones
Las autoridades bancarias y organismos de protección al consumidor sugieren prácticas básicas para mitigar el riesgo de clonación: cubrir el teclado al digitar el PIN, evitar cajeros automáticos en lugares poco iluminados o sin vigilancia, y revisar regularmente los movimientos bancarios.
También se recomienda activar notificaciones en tiempo real por operaciones con tarjeta, lo cual permite reaccionar rápidamente ante cualquier anomalía.
Adicionalmente, se aconseja no compartir fotografías de tarjetas en redes sociales, no ingresar datos financieros en sitios web sin protocolo de seguridad y desconfiar de correos electrónicos que solicitan datos personales o bancarios.
En caso de detectar operaciones no autorizadas, es necesario contactar de inmediato al banco emisor, bloquear la tarjeta afectada y presentar una denuncia ante las autoridades competentes.
Con información de Infobae