El descubrimiento emergió de un análisis casi obsesivo en Marte. Cuando el rover Curiosity descubrió una roca del tamaño de una caja de zapatos en un rincón polvoriento del cráter Gale, una científica francesa volvió a examinar los datos con una duda: existía algo que antes no habían observado.
Y lo halló. No solo una, sino tres moléculas orgánicas de larga cadena, fragmentos químicos que normalmente se traducen en vida en la Tierra.
Se encontró con los nombres decano, undecano y dodecano, que son denominaciones de laboratorio para sustancias que fusionan átomos de carbono e hidrógeno en secuencias lineales de diez, once y doce unidades.
Su procedencia precisa aún es incierta, pero su presencia en una roca marciana suscita la hipótesis de que la química orgánica en el planeta rojo haya sido bastante primitiva.
Es decir: una mayoría de moléculas con números pares suele indicar un origen biológico. En Marte, entre los tres alcanos hallados, sólo el undecano de once carbonos habría derivado de un ácido graso par, y aparece con leve predominancia.
Pero es insuficiente para afirmar cualquier cosa concluyente, según otros expertos. “Aunque esto sea asombroso, no se puede afirmar con certeza si se trata de productos biológicos”, dijo Chris Herd, geólogo de la Universidad de Alberta.