La Fiscalía General de Brasil acusó al expresidente, Jair Bolsonaro, de planear el asesinato por envenenamiento del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, como parte de un intento de golpe de Estado para mantenerse en el poder tras perder las elecciones de 2022.
En una denuncia presentada ante la Corte Suprema de Brasil, el fiscal general Paulo Gonet imputó a Bolsonaro y a otros 33 implicados por delitos como «tentativa de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho», «organización criminal armada» y «golpe de Estado».
Entre las pruebas de la fiscalía se encuentran borradores de decretos para instaurar un estado de sitio, intervenir la Justicia Electoral y encarcelar a magistrados del Supremo Tribunal Federal.
El plan, conocido como «Puñal Verde Amarillo», buscaba generar caos en el país para justificar una intervención militar y establecer un nuevo orden político sin la presencia de Lula. Según la Fiscalía, Bolsonaro y su exministro Walter Braga Netto lideraron la conspiración en Brasil, que también incluía a altos mandos militares retirados como Almir Garnier Santos, Augusto Heleno y Paulo Sérgio Nogueira.
Testigos afirmaron que Bolsonaro fue informado y aprobó un plan para asesinar a Lula y otras figuras clave del gobierno, utilizando métodos como explosivos, armas de guerra o envenenamiento. El juez del Supremo Alexandre de Moraes, una de las figuras más criticadas por los seguidores de Bolsonaro, también fue objetivo de la trama.
||Agencias
