Pakistán lanzó este jueves un ataque con misiles contra Irán, en represalia contra una serie de ataques llevados a cabo por Teherán el martes.
La televisión iraní reportó que siete personas murieron en los ataques, tres mujeres y cuatro niños.
Según Pakistán, sus ataques habían alcanzado «escondites terroristas» en la provincia iraní de Sistán-Baluchistán.
Los ataques aéreos se producen en un momento en que las tensiones en Medio Oriente siguen en aumento, con crisis que salpican a varios países.
Israel está en guerra contra el grupo palestino Hamás en Gaza, mientras intercambia disparos con Hezbolá, un grupo respaldado por Irán, en Líbano.
Paralelamente, grupos respaldados por Irán en Irak y Siria se encuentran ejecutando ataques contra las fuerzas estadounidenses en la región.
La semana pasada, Estados Unidos y Reino Unido respondieron con un ataque a los hutíes, un grupo respaldado por Irán en Yemen que ha estado atacando el transporte marítimo en la zona.
Además, Pakistán e Irán se han acusado mutuamente durante mucho tiempo de albergar a grupos militantes que llevan a cabo ataques desde regiones a lo largo de la frontera que comparten.
El jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán confirmó sus ataques, que según los medios iraníes tuvieron lugar alrededor de la ciudad de Saravan, en el sur del país.
Pakistán aseguró que había actuado como respuesta a reportes de inteligencia creíble sobre inminentes actividades terroristas a gran escala.
Agregó que varios «terroristas» fueron asesinados, señalando que «respeta plenamente» la soberanía y la integridad territorial de Irán.
Sin embargo, justificó los ataques de este jueves diciendo que forman parte de «una manifestación de la determinación inquebrantable de Pakistán de proteger y defender su seguridad nacional contra todas las amenazas».
Pakistán condenó ferozmente el ataque de Irán el martes que afectó un área de la provincia paquistaní de Baluchistán, cerca de la frontera iraní, y que, según Islamabad, mató a dos niños.
Irán insistió en que sus ataques estaban dirigidos sólo a Jaish al-Adl, un grupo musulmán sunita de etnia baluchi que ha llevado a cabo ataques dentro de Irán.
