El nuevo gobierno minoritario de centroderecha de Portugal asumió funciones ayer, días después de que su primera prueba parlamentaria expuso tanto los riesgos como las oportunidades que enfrenta tras el auge de un partido populista radical en las recientes elecciones.
Solo uno de los 17 ministros que fueron juramentados en la ceremonia en el Palacio Nacional Ajuda de Lisboa ha tenido experiencia gubernamental. Incluso el primer ministro Luis Montenegro, quien prometió un gabinete de expertos libres de los acostumbrados vínculos políticos, nunca ha servido en un gobierno.
Algunos miembros clave del gabinete han pasado tiempo en Bruselas y conocen los corredores del poder en la Unión Europea. Entre ellos están Paulo Rangel, ministro de Exteriores y Nuno Melo, ministro de Defensa, en el Parlamento Europeo desde 2009. Portugal, un país de 10,3 millones de personas, está recibiendo más de 22.000 millones de euros (23.600 millones de dólares) de la UE hasta fines de 2026 para estimular el crecimiento y fomentar reformas económicas.
Joaquim Miranda Sarmento, ministro de Hacienda, un profesor universitario de Lisboa, probablemente tendrá un rol prominente, ya que la nueva administración busca limitar lo que en el pasado ha sido un gasto público excesivo. El ministro desea que las políticas fiscales estimulen la inversión y los ahorros.
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