AP
La instalación de cercas con alambres de púas en al menos 80 metros en medio de la jungla del Darién por el gobierno de Panamá en los últimos días, en su intento de bloquear el paso a migrantes por la peligrosa selva, ha sido cuestionada por poco efectiva y riesgosa para los migrantes por entes de derechos humanos.
La Defensoría del Pueblo de Colombia advirtió ayer en un comunicado que los migrantes se ven expuestos a sufrir laceraciones, tras visitar una zona colindante entre ambos países y detectar una cerca con alambre de púas de aproximadamente 80 metros de longitud y más de dos metros de altura.
Pero además desde la organización de derechos humanos Human Rights Watch se cuestionó que es una medida poco efectiva, cuando la extensión de la frontera selvática terrestre es de 266 kilómetros.
A eso se añade que, además de las rutas que los migrantes han generado a su paso, los caminos pueden ser muchos otros, no sólo por la jungla y sus fuentes hídricas, sino por el Océano Pacífico y el Caribe.
Se desconoce por el momento en qué otras partes de la selva pantanosa del Darién que divide naturalmente a Colombia y Panamá —y por la que el año pasaron cruzaron medio millón de migrantes—, el gobierno panameño decidió colocar este tipo de barreras, aparte de los 80 metros encontrados por la Defensoría colombiana en la vereda Astí.