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Unas lluvias torrenciales inusualmente potentes desbordaron ríos y canales, normalmente secos en el este de España. Causaron inundaciones repentinas que lo anegaron todo – viviendas, negocios, garajes, calles – y dejaron tras de sí decenas de muertos y un escenario de devastación, sobre todo en Valencia, la zona más afectada.
Diez días después, sigue la búsqueda de desaparecidos y la limpieza del barro que tiñó el sur de Valencia de marrón, en el desastre natural más letal de este siglo en España.
Al menos 219 personas han muerto, 211 de ellas solo en la región de Valencia. Otras siete personas perdieron la vida por las crecidas en la vecina Castilla La Mancha y una más en Andalucía, en el sur del país.
Las autoridades han confirmado que hay 93 personas desaparecidas, pero admiten que la cifra real podría ser mayor. Además, quedan 54 cadáveres sin identificar.
En total, se ha rescatado a 36.605 personas, de acuerdo con los datos del gobierno, aunque no especifican si las cifras corresponden solamente a Valencia.
El alcance total de los daños se desconoce, pero el Consorcio de Compensación de Seguros, la entidad público-privada especializada en la cobertura de riesgos extraordinarios, calcula que destinará 3.500 millones de euros a compensaciones.