Drayke Hardman, un niño de 12 años, decidió quitarse la vida luego de sufrir bullying, durante un año, por parte de un compañero del colegio, en Utah, Estados Unidos.
La hermana de Drayke, de 16 años, fue quien encontró la terrible escena y entre gritos avisó a su padre de lo que había ocurrido. Andy Hardman, el padre del pequeño, intentó reanimarlo desesperadamente, pero no lo logró.
El pequeño era maltratado física y verbalmente por su agresor, pero lo ocultaba a sus padres. Hasta que un día tocó fondo y acabó con su vida colgándose de la capucha de un buzo. Sus hermanas encontraron la terrible escena y aunque sus padres corrieron para intentar salvarlo, ya era demasiado tarde.
En medio del profundo dolor que muestra cada toma del momento, la madre de Drayke pidió a otros padres que “sostengan a sus bebés con fuerza”.
Los padres de Drake hicieron un llamado de alerta para prevenir el acoso escolar tras la pérdida de su hijo, repudiaron las agresiones hacia el menor y culparon al sistema de lo sucedido.
Posteriormente, los padres de Drayke denunciaron que su hijo era maltratado física y verbalmente por su agresor y contaron la desgarradora historia en las redes sociales.
Este caso se hizo público por decisión de la misma familia, como una campaña para tomar consciencia sobre el acoso, “un enemigo silencioso y en muchos casos mortal”.
Amigos, familiares y extraños de Drayke adelantan una campaña para recolectar fondos y cubrir todos los gastos del funeral del pequeño, que residía en Utah, EE UU.
